EntrevistasInternacionalización de la educación

Alfonso Algora: «El Director es el primer servidor de la comunidad educativa»

Una mirada experta entre dirección y asesoramientos a centros educativos

Conversar con Alfonso Algora es abrir nuestra mirada a la internacionalización de la educación. Es un profesional destacado en el ámbito educativo Iberoamericano, actualmente dirige la Red Iberoamericana de Educación (RIE), ha desempeñado labores directivas en prestigiosas instituciones educativas para colegios y universidades en España, Costa Rica, Paraguay, Ecuador y Colombia y en esta entrevista, conocemos su visión basada en su basta trayectoria profesional.

Me gustaría comenzar hablando de tu trabajo actual en el ámbito de la educación y qué desafíos implica

En realidad desde que comencé mi labor dentro del mundo de la educación, hace más de veinte años, siempre me he propuesto adquirir un perfil bastante multidisciplinar, combinando labores académicas – jamás dejé de impartir clases, ni siquiera siendo rector universitario, y actualmente doy clase en maestrías en universidades de cuatro países – con labores directivas más enfocadas en el desarrollo de instituciones educativas.

En la actualidad tengo la fortuna de, además de las clases, dedicarme al asesoramiento y acompañamiento a excelentes instituciones educativas en varios países de Latinoamérica, como AISB en Bolivia o Eight Academy en Ecuador, además de colaborar con proyectos en varias universidades e instituciones públicas y privadas, y todo ello combinarlo con impartición de conferencias, webinars, etc. Además, dirijo la Red Iberoamericana de Educación, una importante iniciativa creada por MBC Group que une a centros educativos de todo el mundo con el fin de impulsar una educación basada en el desarrollo emocional y la felicidad. Cuando el tiempo me lo permite, procuro seguir colaborando en el mejoramiento de las comunidades indígenas en la amazonía ecuatoriana, con quienes tengo un vínculo muy especial.


Ahora que ya sabemos un poco de tu rol actual en el ámbito educativo, ¿podrías contarnos un poco por qué elegiste la docencia y cómo fuiste construyendo tu trayectoria hasta hoy?

Es curioso, porque si me hubieran dicho hace treinta años que terminaría apasionándome por la docencia jamás lo habría creído. En realidad, yo me encaminé al ejercicio de la abogacía, actividad que realicé durante varios años, y que compaginaba con la impartición de clases de derecho societario. Ahí fue donde nació una vocación por enseñar y experimentar la enorme satisfacción de formar personas, y fui capacitándome tanto en conocimientos como en vivencias con casi veinte años viviendo en Latinoamérica, y puedo decir orgulloso que he trabajado en instituciones de gran prestigio local e internacional, contribuyendo a su crecimiento y, lo que es más gratificante, contribuyendo al desarrollo de miles de estudiantes. Y ahora mismo, con casi cincuenta y un años, tengo más ilusión que cuando empecé.


¿Podes identificar qué logros fuiste alcanzando en estos años en el ejercicio de tu profesión?

La verdad que me siento orgulloso de las pequeñas cosas y hacer que, día tras día, todas las instituciones para las que he trabajado hayan tenido bajo mi gestión una senda ascendente en todos los sentidos: académico, de valores, de número de matriculados y de unión de la comunidad educativa.

A nivel más, digamos de visibilidad, podría indicar un convenio que hice con el gobierno paraguayo para la enseñanza de tecnología educativa, y que se presentó en el colegio que yo dirigía con la presencia del presidente de Paraguay; el haber dirigido un colegio en Colombia durante la pandemia que logró mantener el número de estudiantes matriculados; o involucrar a diferentes facultades de una universidad que dirigí en proyectos de desarrollo con comunidades indígenas en la Amazonía ecuatoriana.

En cualquier caso, y resumiendo, todos los estudiantes que han pasado por mis manos en las diferentes instituciones para las que he trabajado, han terminado siendo logros en el sentido de que ahora les veo siendo hombres y mujeres íntegros, autónomos y excelentes que se pueden desempeñar en cualquier lugar del mundo. 


¿Qué aspectos básicos e indispensables consideras que debe tener un Director/a de una institución educativa que inicia por primera vez su gestión?

En primer lugar, y más importante, es la vocación por el servicio y evitar los personalismos, dando mayor importancia al crecimiento personal y profesional del equipo. Esa es la clave. El Director es el primer servidor de la comunidad educativa y quien debe personificar el espíritu fundacional de la institución y transmitirlo a toda la comunidad educativa. A partir de ahí, rodearse de un buen equipo de trabajo y aprender constantemente de ellos, creando una sinergia que realmente impacte en la gestión

Lógicamente hay otros elementos imprescindibles como el manejo de habilidades interpersonales, aplicación de elementos de inteligencia emocional – estamos trabajando con personas – y una necesaria y permanente actualización de las nuevas tendencias en metodologías y aspectos organizacionales, así como otras habilidades necesarias para la óptima gestión de cualquier organización del siglo XXI: conocimientos financieros básicos, marketing, comunicación institucional, etc.  

¿Qué importancia le asignas a la formación permanente de tu equipo y tuya personal?

Una importancia trascendental. Es curioso cómo cada vez, habiendo menos natalidad, la educación se ha convertido en un sector en auge. Eso implica una enorme competencia y una proliferación de instituciones educativas que no pierden un solo minuto en buscar mejoras constantes y valores añadidos en su oferta, y la obligación de nuestra institución es no desfallecer en esa carrera constante hacia la excelencia, y para ello es vital estar constantemente formado y actualizado en todos los aspectos que rodean la compleja gestión educativa en un mundo donde no sólo cambia la tecnología sino que también cambian las familias, los estudiantes, nuestros docentes, etc.


Nosotros somos el medio de comunicación oficial de la red REDIE ¿Cuál es tu opinión acerca del trabajo en red y la construcción colaborativa de conocimiento?

El hermetismo académico es – o debería ser – un vestigio del pasado, y es necesario que se abran más y mejores redes educativas que fomenten el desarrollo de la formación y que se puedan crear espacios de intercambio experiencial para que todo el trabajo redunde en una sociedad más justa y equitativa. Compartir experiencias no tiene que ver con revelación de secretos o caer en competencia desleal. Cada país, cada ciudad, cada colegio tienen su propio ADN y precisamente en un mundo globalizado es necesario potenciar esos lazos para que mediante la adaptación – y no la copia – de modelos exitosos en otros lugares, podamos sacar toda la potencialidad a nuestra comunidad educativa, esté donde esté.

En un mundo que se muestra vertiginoso y con disrupciones tecnológicas que diariamente atraviesan con más fuerza nuestras vidas, ¿Cómo ves el sistema educativo en este contexto? ¿Estamos preparado para enfrentar un mundo tan dinámico y veloz?

Lo veo competitivo y, como dije antes, hay que tener un equilibrio entre el riesgo y la prudencia a la hora de tomar decisiones que impacten en el sistema educativo, ya que muchas veces existe un espacio demasiado grande entre lo legislado y escrito con la realidad y el día a día de nuestra labor docente. En lo práctico debemos tener en cuenta algunos aspectos muy evidentes como la irrupción de la Inteligencia Artificial – de la que, por mucho que se diga, aún no sabemos cuáles serán sus alcances – pero también otros que damos por olvidados y de los que no somos conscientes de sus consecuencias, como el impacto del confinamiento por la pandemia, que conllevó efectos en el desarrollo psicoemocional y académico de los estudiantes

¿Cuál es tu mirada acerca de la educación en Latinoamérica? ¿Cuáles consideras que son los principales desafíos que se deben enfrentar?

Entre dirección y asesoramientos a centros educativos, he tenido la oportunidad de trabajar para más de diez países entre España y Latinoamérica, y considero que el primer escollo que hay que superar es precisamente el exceso de burocratización, que ahoga muchas veces a los docentes desenfocándoles de su labor principal, que es la formación. Después hay que evitar legislaciones excesivamente pretenciosas y buscar soluciones más “quirúrgicas” destinadas a la resolución de las problemáticas locales, ya que las sociedades latinoamericanas son muy complejas, con unas diferencias enormes no sólo entre el mundo urbano y rural sino también dentro de los propios espacios rurales, donde existen diferencias muy notables.

También te diré algo… y es que si bien el concepto “Latinoamérica” conlleva unos aspectos comunes que pueden ser muy beneficiosos para crear una potencia internacional en materia educativa gracias a elementos como la lengua común y lazos de hermandad, también debemos tener en cuenta que la idiosincrasia mexicana y argentina – o colombiana y paraguaya – poco o nada tienen que ver. Por eso hago hincapié en que las soluciones deben tener una visión amplia de desarrollo, pero a partir de proyectos muy focalizados que apunten al mejoramiento de la educación sobre los terrenos locales.


Según tu punto de vista como experto en internacionalización educativa, ¿Qué aspectos de las escuelas internacionales deberían ponerse en práctica de forma urgente en escuelas comunes en Latinoamérica?

Vivimos en un mundo globalizado y vertiginoso donde muchas veces corremos el riesgo de que muchas culturas se vean amenazadas por otras más predominantes mediante procesos de aculturación. Y es necesario realizar el ejercicio de preservar lo local, pero con vista en lo global. Como bien dice Rosalía Arteaga: crear un pensamiento “glocal”.

En virtud de ello, la internacionalización educativa debe basarse en varios ejes: primero, la antedicha educación en ideas transculturales que permitan tener esa “glocalidad” con base en lo local y global, construyendo nuevos espacios de comunicación. Segundo, por supuesto, el conocimiento de idiomas combinado con la posibilidad de tener experiencias en otros países, lo cual reforzará nuestra capacidad de asimilación y tolerancia, además de construir nuestro pensamiento crítico ante lo que nos rodea y poder ser autónomos en nuestras opiniones y percepciones. Finalmente, poder tener una adecuada formación en habilidades blandas, a partir de potenciar nuestras capacidades innatas de forma natural y combinándolo con una formación más técnica en cuanto a su perfeccionamiento.  


¿Consideras que existe un diálogo fluido entre quienes ejercen la docencia en la educación obligatoria y quienes la ejercen en el ámbito universitario? ¿Cuáles son los desafíos que se enfrentan?

Es compleja la pregunta. Yo he tenido la fortuna de dirigir y asesorar a colegios y universidades, y sí que siento una diferencia entre los perfiles de docentes de escuelas y/o colegios con los docentes universitarios. De hecho, existe también una cierta incomunicación entre docentes de diferentes niveles escolares.

El diálogo entre docentes es necesario para estructurar un sistema educativo dinámico e interdisciplinar que pueda generar en los estudiantes el estímulo por el aprendizaje de forma natural, sin que cada asignatura sea considerada como un compartimento estanco. Yo siento en muchas ocasiones que hay docentes que saben mucho, pero son incapaces de transmitir, y ese es el objetivo de nuestra profesión – saber transmitir más que tener conocimientos -, y que además no tienen tanta vocación, quizás por un exceso de burocracia o quizás por considerar la docencia como una buena alternativa laboral a los estudios que realizaron.

Otro de los desafíos que se han venido mejorando a partir de la pandemia – no todo tuvo que ser malo – es la actualización de los docentes en el manejo de plataformas digitales y otras metodologías de vanguardia.

¿Podrías comentarnos tu mirada acerca de la enseñanza de las habilidades blandas?

Soy un firme defensor de la enseñanza real de las habilidades blandas dentro de las instituciones educativas; es más, considero que esa enseñanza va a suponer el valor diferencial entre las instituciones que tendrán éxito y las que no lo tendrán. Ahora mismo estamos demasiado enfocados – y cuidado, que no me parece mal que haya enfoque, pero moderado – en todo lo que significa la inteligencia artificial, y dejamos de lado aspectos que serán relevantes para el desarrollo personal, social y profesional de las generaciones futuras. Saber manejar la frustración, poder desenvolverse hablando en público, o tener cualidades como asertividad, resiliencia o empatía para poder lograr un correcto y exitoso desarrollo, serán fundamentales a la hora de desempeñar funciones en el futuro. La inteligencia emocional te podrá diseñar una central nuclear o implementar un proceso de calidad, pero nunca solucionará la complejidad de las relaciones humanas ni podrá aportar el valor exponencial que supone el manejo óptimo de las emociones para lograr el éxito de los equipos de trabajo a partir de la sinergia.

Muy posiblemente muchas instituciones dirán que potencian las habilidades blandas, el emprendimiento o el liderazgo, y eso lo llevan contenido en sus proyectos académicos, pero el papel lo aguanta todo y hay que preguntarles cómo implementan esa enseñanza de habilidades blandas desde edades tempranas, cómo se potencian, cómo se enseñan de forma armónica y natural, etc… Ahí está – y estará – la diferencia entre decir que se hace algo y hacerlo efectivamente.

Para cerrar esta entrevista, me gustaría nos cuentes cómo imaginas la escuela del futuro.

Discúlpame que sea tan extremadamente sincero, pero prefiero trabajar día a día a partir de la observación y la práctica por el mejoramiento y la calidad de la escuela del presente, y a partir de ello construiremos escuelas y sociedades del futuro de calidad. Ahora mismo vivimos de lleno en un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) como no somos capaces de contextualizar, o si no dime quién se imaginaba en enero de 2020 que íbamos a estar dos años confinados o la aparición de la inteligencia artificial. Yo soy práctico y miro y adapto la educación a las necesidades del día a día con una perspectiva medioplacista basada en datos, no en mi imaginación o en mis deseos. Lo de imaginar “escuelas del futuro” y dar por sentados escenarios a largo plazo se lo dejo a otros gurús con más creatividad que yo, y les deseo mucha suerte en sus pronósticos.


¿Qué pregunta no te hice y quisieras agregar?

Me ha encantado la entrevista y quizás me habría gustado explayarme más en alguna respuesta, pero el tiempo es cruel a veces. De todos modos espero que mis respuestas hayan sido de utilidad para los lectores y siempre quedo a su disposición en mis redes para lo que estimen. En cuanto a Gestión Educativa y REDIE, desearos todos los éxitos del mundo en vuestra apasionante labor del mejoramiento de la educación en Latinoamérica.

Más info

Para conocer más sobre las actividades de Alfonso Algora: sitio web oficial

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Alfredo da Costa

Magister en Educación (Universidad de San Andrés). Lic. en Ciencias de la Comunicación y tecnólogo educativo. Director del Instituto Cardenal Stepinac de Hurlingham, Buenos Aires. Director de la revista Gestión Educativa. Fundador de la Red de Directivos de Instituciones Educativas (REDIE). Director Ejecutivo de Design for Change Argentina. CEO en NextBrain Educación.

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