Ser directivo… ¿Yo? Cómo presentar un Proyecto de Dirección
Una guía imprescindible para quienes deseen integrar un equipo directivo
Integrar el equipo directivo es un desafío que, para muchos docentes, podría ser el punto cúlmine de una carrera profesional. No obstante, la pregunta y la inquietud de serlo puede comenzar en cualquier momento de nuestra vida. Ahora, ¿qué debemos hacer para integrar un equipo de conducción? ¿Todos podemos hacerlo? ¿Debemos contar con un Proyecto de dirección?
Integrar un equipo directivo
En muchas instituciones educativas públicas de gestión privada la selección del personal suele ser un tema álgido. Para el común de las personas y como parte del imaginario colectivo, la selección suele ser fruto del vínculo (¿afectivo?) entre personas dentro y/o fuera de la escuela. Podríamos pensar que, en alguna época, en algunas escuelas y por algunas circunstancias determinadas – como las escuelas generadas en localidades muy pequeñas por un grupo de personas entusiastas que buscaban dar respuesta a la demanda de educación, especialmente en el nivel medio – se podría haber recurrido a contactos y conocidos de los fundadores y directivos de turno para cubrir cargos catedráticos e incluso los mismos cargos de gestión. No obstante, seguir apostando a esta forma de convocatoria puede acarrear serios problemas para la educación.
Para brindar formación educativa de calidad a los estudiantes es imprescindible que los centros educativos cuenten con profesionales de la educación, formados para el nivel específico en el que han de desempeñarse. Y para cubrir roles de dirección, será de suma importancia arbitrar los medios para que estos puestos sean cubiertos por personas idóneas con marcado perfil de liderazgo.
Aquí, entonces surge el gran interrogante… “¿Yo puedo ser parte de un equipo directivo?” Dependerá, en cierta medida, de cualidades y aptitudes como la capacidad de liderar un equipo, la empatía, la capacidad de escucha, de negociación y de comunicación; pero también de la formación y el deseo que cada uno pueda descubrir en su vocación para ponerse al servicio de la escuela toda.
En este sentido, a quienes actualmente se desempeñan en cargos de gestión les corresponderá una tarea prioritaria: el apostar y apuntalar la formación permanente del cuerpo de docentes para que entre sus miembros surjan los nuevos directivos. Sumado a esto deberán incentivar a sus docentes a conocer sus propias cualidades y capacidades para potenciar a los líderes noveles.
Un director es un líder y todo líder sabe reconocer las fortalezas de cada miembro de su equipo. Por esto, no se trata de “digitar” a quién desea “posicionar” como sucesor, sino que se tratará de abrir las posibilidades a todos y cada uno de los docentes para que entonces, en su interior, cada uno de ellos se haga la gran pregunta: “Ser directivo, ¿Yo?”
Mi experiencia
Este interrogante – “ser directivo, ¿yo?” – surgió en mi interior en el año 2019 cuando en la escuela, en la que desde hace diez años me desempeño como docente de Lengua y Literatura, quedaba vacante el cargo de Vicedirectora. Las voces que escuché en aquel entonces me decían: “Vos sos muy joven”, “tenés los chicos muy pequeños”, “tendrías que viajar todos los días”, por citar algunas… Sólo una compañera alentó mi intención desde el primer momento reconociendo algunas habilidades y capacidades que ella consideraba serían fundamentales en cualquier docente que aspirase a un cargo directivo.
A pesar de estas observaciones – que no dejan de ser ciertas ya que cumpliré 37 años en febrero, soy casada y tenemos 2 hijos (5 y 3 años) – y que hicieron más difícil el decidirme a la postulación, finalmente fui candidata junto a otra docente para cubrir el rol de Vicedirectora de 3ra. categoría. Y hacia octubre de 2019, tras todo el proceso de selección cumplido, fui designada Vicedirectora. Ahora, ante la posibilidad de vacante en Dirección nuevamente he cumplimentado la presentación del Proyecto de Dirección para ascender en la jerarquía. Habiendo transitado un año en un cargo de gestión, el proyecto que presenté en la primera oportunidad lo reformulé a partir de la experiencia y formación adquirida en este lapso. Así, de toda esta vivencia, quisiera compartir algunos puntos importantes sobre la elaboración del proyecto de dirección.
Proyecto de dirección: ¿qué es?
El proyecto de dirección es la propuesta pensada y diagramada para una institución educativa en sus diferentes dimensiones de gestión: pedagógica, administrativa, de convivencia y sociocomunitaria. A estas dimensiones, en la escuela en la que me desempeño, se suman las dimensiones evangelizadora y vocacional, dado el carisma propio de escuela católica. No obstante, el esquema y modelo que comparto es adaptable a cada institución ya que se trata justamente de poder idear una hoja de ruta particular y especial, situada en la realidad institucional de cada escuela.
El primer paso para la producción será reconocer las particularidades de la escuela en la que se presentará el proyecto: realizar un recorrido por su historia a modo de genealogía. Esto permitirá no sólo reconstruir esa historia sino puntualizar a través de ella sus rasgos que la identifican, tanto los que se deban potenciar como aquellos a mejorar.
Realizado este análisis general situacional, sugiero incorporar un análisis detallado de fortalezas y debilidades, oportunidades y amenazas. Para la construcción del cuadro de FODA sugiero trabajar en cada una de las dimensiones de la gestión:
Para la construcción de este cuadro, se puede considerar información obtenida a través de la propia observación directa de la institución, del análisis de indicadores como tasa de repitencia/abandono, de entrevistas con docentes de la institución y ex docentes, alumnos y egresados, encuestas que se pueden realizar a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, incluidas las familias de los estudiantes, entre otras alternativas. Cuantas más voces sean consideradas, más alternativas tendremos para focalizar aspectos que serán necesarios sostener en el tiempo, aspectos a mejorar y aquellos que aún no han sido tenidos en cuenta en la gestión y deberán ser considerados.
Una vez realizado este análisis se deberán consignar metas y objetivos en cada una de las dimensiones. Es importante proyectar objetivos realizables a mediano y corto plazo que puedan ser medidos con indicadores concretos en su puesta en marcha. Y, será fundamental tener siempre presente que el proyecto de dirección tiene como principio y fin al alumno. En este sentido, todas las dimensiones deben ayudar a sostener y concretar el proyecto pedagógico institucional.
Luego, las metas y objetivos deberán concretarse en una propuesta de actuación que incluya actores involucrados, cronograma de realización, recursos necesarios y evaluación. Propongo una plantilla como la siguiente:
Como se observa en la tabla, las propuestas de actuación pueden responder a más de una dimensión de la gestión educativa. Así, se puede proponer la creación de una Plan o Programa. Por ejemplo: Programa de capacitación en NTIC´s para docentes, Plan de lectura institucional, Proyecto de educación no formal en la escuela. Cada una de estas propuestas luego, debe poder implementarse y debe responder a alguna de las debilidades o fortalezas reconocidas en el análisis preliminar. Así, se puede considerar una cohorte para evaluar los resultados de la implementación de dicha propuesta. A modo de ejemplo: si proponemos un Plan de lectura institucional se deberá analizar a través de un diagnóstico al grupo de ingresantes a primer año de la escuela secundaria y conocer sus hábitos de lectura y habilidades en comprensión lectora. Este grupo deberá ser sondeado a través del tiempo y con diferentes mecanismos para conocer la incidencia del Plan en cuanto a sus hábitos y/o habilidades. Claramente, la implementación de este Plan de Lectura debe ser encabezado por el Equipo Directivo, con participación directa de docentes encargados de la puesta en marcha y con la colaboración de toda la comunidad educativa. De esta manera, los recursos humanos y materiales/tecnológicos deben ser fijados en la propuesta junto a la manera en que se realizará la evaluación.
Por último, si bien cada propuesta incluye indicadores para su evaluación, el proyecto todo debe ser evaluado en su implementación. Recordemos aquí que la evaluación nos brinda información para la toma de decisiones. De esta manera, a medida que se avance en las propuestas el proyecto debe ser revisado y, de ser necesario, adaptado a la situación real y concreta en la que la vida institucional nos encuentre.
Implementar el Proyecto de Dirección no es tarea sencilla y los avatares de la vida y las circunstancias que irrumpen en la cotidianeidad – como lo fue la suspensión de la presencialidad de las clases por la pandemia de COVID 19 durante el pasado año – hacen que merezcan una mención especial la importancia de la capacitación permanente tanto de docentes como de equipos de conducción y la generación y sostenimiento de redes interinstitucionales tanto entre centros de educación formal como con entornos de educación no formal, centros sanitarios, de acompañamiento a infancias y juventudes, entre otras.
Finalmente, destaco que compartir e intercambiar experiencias entre directivos, habilitado y potenciado por medio de las nuevas tecnologías de la comunicación, es una herramienta fundamental de crecimiento personal y profesional. Construir redes es una de las bases de la gestión, si decidimos afrontar el desafío de ser directivos.
BIBLIOGRAFÍA
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