La educación ¿aquí y ahora?

Muchas veces, cuando se pone en tela de juicio la exigencia de un nivel se justifica con que se prepara a los estudiantes para lo que se aproxima.
En nivel inicial se propone el primer acercamiento a la alfabetización no porque sea una necesidad o curiosidad o porque los niños y niñas estén en edad de comenzar este fabuloso camino de descubrimiento, sino porque en primer grado “van a escribir un montón”. Así sucede con los últimos años de escolaridad en la escuela primaria donde casi se asusta los estudiantes de 6to grado con que esto que estudian no es nada comparado con la exigencia que tendrán durante el secundario. Luego pasamos al otro nivel donde ya desde el primer año se escucha a los profesores decir a padres, colegas a los mismos adolescentes que se los debe preparar con fuerza para la universidad.
¿En qué momento se toma en cuenta la edad, intereses, vivencias y realidades de los estudiantes? Pasan simplemente saltando obstáculos y tratando de llegar, luego de casi 16 años formando parte de la institución escolar (si contamos con la suerte de hacer desde sala de 2 a 6to año del secundario).
¿Educar para lo que vendrá o disfrutar del proceso?
Esta propuesta, de estar preparándonos y preparándolos para lo que sigue, porque sabemos en nuestra experiencia que puede ser así termina por instalar hábitos de ansiedad; imaginando escenarios que no sabemos si sucederán, pero por las dudas.
Luego escuchamos las famosas preguntas ¿esto para qué me sirve? ¿cuándo lo voy a usar? ¿cuál es el sentido de lo que estamos aprendiendo?
Entonces: ¿Qué sentido tiene? ¿para que enseñamos? Y finalmente, qué…
Si pudiéramos pensar las situaciones de enseñanza a las necesidades del aprendiz y no para prevenir fracasos escolares estaríamos brindando oportunidades que dan sentido a la escolaridad.
Pensemos en el siguiente ejemplo (hoy convertido en meme).

Podríamos replantear situaciones que requieran de una verdadera necesidad de resolución. Algo que genere un conflicto cognitivo y la búsqueda de una respuesta en los números las operaciones matemáticas.
Algunos ejemplos de este tipo de trabajo en la escuela demuestran que esto es posible. “El aula taller” propone generar escenarios educativos adecuados a la particularidad de los sujetos, fomentando un aprendizaje activo, responsable y autónomo.
Todo es posible, sólo debemos animarnos a salir de nuestra “zona de confort”.