Una apuesta segura para transformar un centro educativo
Caso de implementación del Modelo Rubik en un centro educativo de Barcelona

Hace poco más de un año asumí la dirección de un centro educativo en Barcelona. Es un colegio realmente singular, que se distingue por su especial sensibilidad a la atención a la diversidad. Un colegio en el que todos los alumnos tienen cabida, son acogidos y acompañados independientemente de su historia personal y académica, recibidos con los brazos abiertos con sus mochilas vitales y emocionales. Además, este centro tiene una línea específica destinada a deportistas de alto rendimiento, bailarines y músicos.
Así pues, la diversidad forma parte intrínseca de la naturaleza del centro, de su carisma y de su esencia. Porque la DIVERSIDAD es entendida como RIQUEZA, no como obstáculo.
Empezar a dirigir este centro sin tener conocimiento previo de su realidad ha sido realmente un reto. Así que, solo empezar esta aventura, quise contar con el apoyo de la Fundación Trilema.
La Fundación Trilema impulsó la “revolución” educativa del s. XXI con su modelo pedagógico del cubo de Rubik que afecta también a la gestión de los centros educativos y al rol del equipo directivo. Tras la Fundación está su presidenta desde 1998, Carmen Pellicer Iborra, teóloga, pedagoga y escritora.

El Modelo pedagógico y educativo de la Fundación Trilema es resultado de años de investigación y práctica docente, y ha sido consolidado en sus escuelas así como trasladado a otros centros educativos de la Red de Escuelas que Aprenden (#RedEQAp). Además, el Modelo Trilema de innovación está validado por la Universidad Autónoma de Madrid (FUAM-2018.0622, Jesús Manso).
Así que… ¿Qué mejor opción que contar con los mejores para iniciar la gestión del cambio en mi centro?
El modelo Rubik se centra en la mejora de seis aspectos fundamentales de la vida escolar para alcanzar la excelencia educativa que responda a las necesidades de los alumnos: currículum, metodologías, evaluación, organización, personalización y liderazgo. Todos ellos, puestos al servicio del aprendizaje.
La metáfora del cubo se basa en que todas las caras deben moverse a la vez, partiendo de una visión clara, para que el cambio del centro sea algo holístico e integral. Es un modelo cooperativo y requiere del esfuerzo y compromiso de todos los implicados en el funcionamiento de un centro educativo.
La propia Fundación Trilema define las seis caras de Rubik de una manera muy clara:
- El currículum. ¿Qué queremos que aprendan nuestros alumnos? Reconfigurar el diseño curricular mediante una selección de contenidos relevantes y una coordinación vertical y horizontal de los mismos forma parte esencial de la gestión del cambio.
- Las metodologías. Conseguir aulas vivas y emocionantes, donde la curiosidad y el disfrute se combinen con el rigor y el esfuerzo requiere que el profesorado revise las estrategias que ha empleado hasta el momento, se forme intensamente en metodologías activas, trabajo cooperativo, por proyectos… y lo ponga en práctica dentro del aula.
- Un cambio en la cultura de evaluación. Una evaluación no como sinónimo de ‘medición’ de los resultados, sino como un verdadero acompañamiento del progreso de los alumnos. Para ello, cobran relevancia las competencias y se pone en valor la autoevaluación, la coevaluación y la metacognición.
- La organización. La Fundación Trilema apuesta por un cambio en los aspectos organizativos de la escuela, los espacios, los horarios, los recursos, que se articulen con eficacia y con flexibilidad que responde a la autonomía real de los centros educativos.
- Personalización. Es prioritario un conocimiento exhaustivo de las necesidades de nuestros alumnos, de sus estilos de aprendizaje y de las dificultades que cada uno tiene para poder establecer cómo concretar las acciones dentro de nuestra programación para dar una respuesta ajustada a cada uno de ellos.
- Liderazgo. Necesariamente claro, comprometido y eficaz. Considera fundamental que el equipo directivo tengamos claras las metas a conseguir y dinamicemos cada uno de esos aspectos para que este proceso de cambio sea posible, buscando momentos para la reflexión.
Este ya es el segundo curso trabajando con el Modelo Rubik y los resultados empiezan a hablar por sí solos, el cambio empieza a visualizarse en todo el centro: los espacios se llenan de evidencias de aprendizaje, las familias disfrutan de las celebraciones del aprendizaje, las puertas de las aulas han empezado a dejarse abiertas y los profesores se observan para aprender unos de otros, el Equipo Innova está haciendo una excelente labor de liderazgo intermedio…
Escoger este modelo para gestionar el cambio en mi colegio, un colegio con una realidad tan singular como prometedora, era una apuesta segura. Y es que el modelo de Rubik es un modelo flexible, adaptable a cualquier centro y realidad educativa.