El presente artículo apunta a trazar un paralelismo entre los conceptos e ideas de Marcelo Bielsa y la educación; más precisamente centrado en los aportes que la ideología bielsista puede brindar al rol del directivo en las Escuelas.
Marcelo Alberto Bielsa
Marcelo Bielsa es un ex jugador de fútbol y actual director técnico de la selección uruguaya de fútbol. En su haber cuenta con una amplia experiencia dirigiendo equipos de diferentes países (Argentina, México, España, Francia e Inglaterra) y las selecciones nacionales de Argentina y Chile1.
Es profesor de educación física, y aunque nunca ha ejercido esa profesión en los ámbitos formales escolares, el periodista Román Iuch2 ha expresado que la elección de dicha carrera se relacionó con la intención de conocer todos los detalles del trabajo corporal y sus exigencias con el objetivo de poder aplicar los conocimientos que adquiriría en su formación al ámbito del futbol de alta competencia. Ese era su norte. La carrera fue el medio, no el fin.
Modelos sociales
En una sociedad casi sin referentes o modelos de conducta válidos, un simple director técnico de fútbol puede ser mucho más que eso. Y ello es lo que ocurre con Marcelo Bielsa. Más allá de los eventuales éxitos y fracasos en materia deportiva, viene cosechando, en los últimos años, una idolatría que excede claramente lo futbolístico.
No es casualidad, efectivamente, que entre aquellos que afirman considerarse «bielsistas», fanáticos del entrenador, una gran mayoría corresponde a personas que no superan la barrera de los 40/50 años. Ese “universo etario”, que creció siguiendo el camino y la carrera profesional de Bielsa, claramente no ve en él simplemente un técnico con ideas novedosas o revolucionarias en el plano táctico, sino también alguien a quien se puede admirar e intentar emular por su actitud ante la vida en general.
Bielsa encarna códigos, valores e ideales muy seductores para una sociedad que no los encuentra en personalidades de otros ámbitos, pero que no por tal motivo se resigna o deja de buscarlos. Esta necesidad de construir modelos de idealismo es uno de los principales artefactos sociales3 de la adolescencia y de la juventud, pero también corresponde a una búsqueda constante relacionada a una intención cultural que poseen las personas de querer superarse y mejorar constantemente. En la infancia, los padres se constituyen como los ídolos de sus hijos, pero es esperable que, al llegar a la adolescencia, los jóvenes busquen modelos extra familiares que les permitan identificarse y tomar un ejemplo a seguir.
Esta situación es ahistórica, es decir se encuentra al margen del flujo del tiempo. Lo que cambia según la época es el tipo de personaje que ayuda a esta construcción de identidad. Tiempo atrás se admiraba a los personajes históricos y sus travesías épicas por ejemplo, pero en nuestra sociedad actual lo que caracteriza a los ídolos es lo masivo y lo mediático; es decir, aquello favorecido y difundido por los medios de comunicación y las redes sociales.
Además de la falta de referentes en este sentido, que actualmente se observa en varios campos sociales3 como por ejemplo en la política, donde hasta hace algunas décadas los jóvenes solían canalizar esta búsqueda de líderes o modelos, el increíble fanatismo que Bielsa despierta en sus seguidores se explica entonces no sólo en la necesidad de encontrar este tipo de figuras, sino también en la difusión de su imagen, a través de los medios de comunicación, quienes se encargan de amplificarla y potenciarla en un sentido positivo o negativo, según los intereses de los intermediarios (periodistas, agentes mediáticos, etc).
Lo paradójico es que el mismo Bielsa, sin intención e involuntariamente ha aportado a esta idolatría de la que es objeto, su apego a principios de trabajo y valores que, lejos de ser alabados como lo son, debieran considerarse la norma y no algo excepcional, por más que (especialmente para los más jóvenes) sean difíciles de asociar con nuestra sociedad y más aún con el ámbito futbolístico en particular.
El término bielsista se sustenta dentro del universo cognitivo de las ideologías. Los cientistas sociales contemporáneos definen a la ideología como “un cuerpo de ideas que otorgan identidad y coherencia y prescriben las acciones en los quehaceres cotidianos de un grupo social en particular”4. En relación a esta concepción, es atinado denominar al bielsismo como una ideología en sí misma, ya que cumple con los aspectos constitutivos que le permiten conformarse como tal.
Otra característica que también contribuye a esta “devoción” es la imagen popular del loco del técnico y su historia de muchacho rebelde, que desafió el destino que le deparaba el provenir de una familia acomodada de la ciudad de Rosario, Argentina, para dedicarse al fútbol.
Mucho más que cualquier virtud atribuida a Marcelo Bielsa, en definitiva, esta tendencia demuestra esa necesidad que, pese al paso del tiempo y las épocas, la juventud siempre intentará encontrar modelos o referentes, como así también, la significativa influencia que los medios ejercen en la actualidad sobre tales elecciones, al proveer y potenciar la imagen de determinados personajes de ese marketing que jamás tendrán otros tanto o más dignos de ocupar el rol de ejemplo.
En este sentido, el sistema educativo (tomando a la escuela como su unidad elemental) es un poderoso instrumento de reproducción y institucionalización de las estructuras que operan en una sociedad, legitimando ciertos valores y desprestigiando otros. Esta acción de reproducción social de la escuela, sumada a la influencia de los medios masivos de comunicación y redes sociales, traen como consecuencia la constitución de estructuras y representaciones colectivas que brindan sistemas de clasificación en los que las personas (y sobre todo los jóvenes) se identifican y distinguen, estableciendo parámetros de califican lo que socialmente es “correcto o no lo es”.
La elección de Marcelo Bielsa como figura central del presente artículo corresponde a los atributos y características propias que posee el entrenador argentino y la posibilidad de trasferencia de las mismas a la tarea que desarrollan los directivos en las instituciones educativas.
Paralelismos
El fútbol y la educación tienen más en común de lo que el cotidiano de las personas podría imaginarse. Son espacios de aprendizaje y desarrollo, en los que se adquieren y aprenden capacidades, aprendizajes, habilidades, saberes y valores. Los dos campos son parte de una misma estructura social, por lo que en ellos coinciden componentes culturales comunes. Podemos decir que comparten el objetivo de formar individuos de manera integral y proporcionar herramientas para el desarrollo individual y social, fomentando valores fundamentales para el desarrollo de la vida en comunidad.
La figura del director
Dentro del ámbito del fútbol podemos encontrar figuras que resultan representativas para los agentes sociales que se relacionan en dicho contexto. Más allá de los jugadores, mediática, popular y masivamente reconocidos, el director técnico (DT) ocupa un lugar relevante en lo que respecta a la representación de una figura de líder, guía, conductor y responsable de la planificación y desarrollo del proceso.
Es un paralelismo visible la relación entre la figura del DT de un equipo de fútbol y la figura del directivo de una institución educativa. Ambos son actores claves en el desarrollo y la formación de los sujetos con los que se relacionan: los integrantes del cuerpo técnico, los docentes, los jugadores, los alumnos, los socios y simpatizantes, las familias, los empleados, entre otros.
Los dos casos encarnan la máxima figura de autoridad inmediata. En este sentido son responsables de los procesos de planificación, conducción, gestión y evaluación, debiendo lograr óptimas condiciones para el adecuado desempeño de sus liderados, a través de un proyecto eficiente, eficaz y efectivo: eficiente en relación a la economía en la utilización de recursos (de todo tipo); eficaz conforme a la concreción de lo proyectado; efectivo en referencia a que la tarea logre satisfacer la demanda correspondiente.
El rol del liderazgo
Marcelo Bielsa ha expresado su pensamiento en relación al liderazgo al describir que “el que manda siempre es observado. Liderar, conducir es asumir las consecuencias, fundamentalmente las negativas, de lo que se produzca y atribuir, dejar en manos de los intérpretes, lo positivo” 5
En este sentido, los conducidos (jugadores/docentes) necesitan que alguien se haga cargo de lo que no funciona adecuadamente, que se los libere de las cadenas de la responsabilidad. Pero también necesitan que, cuando las cosas funcionan de manera fructífera haya un reconocimiento especial para ellos, que no dejan de ser los que ejecutan y los que se exponen. Es importante poder descubrir las virtudes que tienen cada uno de los conducidos que, aunque a veces no sean perceptibles o sean difíciles de encontrar, siempre existen.
Otro aspecto que la figura del directivo tiene que considerar se relaciona a que frecuentemente se plantean objetivos, se propone ir en un sentido, pero se ignora de donde se proviene. Es importante que quien reciba el mensaje vea coherencia entre el discurso y el comportamiento pasado.
La conducción tiene dos grandes condicionantes: las ideas de quien conduce y su personalidad. Resulta primordial que la personalidad sea un complemento positivo, pero no el eje central del conductor. Cuando se toman decisiones es relevante tener en cuenta que exista una coincidencia entre las acciones y los valores que dispone la figura del director, intentando ser coherente y consecuente. Estos valores proporcionarán sustento al proyecto.
Dentro de esta lógica de acciones es importante que los que lideran proyectos lo hagan con la “ropa puesta” de los valores e ideales que ellos mismos sostienen y no intentar obtener logros utilizando “ropa ajena”. La convicción, el respeto de la identidad y los valores son innegociables. Es muy difícil convencer a todos los integrantes de un grupo, pero sí necesitamos que todos actúen como si estuviesen convencidos y, a su vez, evitar sentirse derrotados por no lograr convencer a todos. En palabras del propio Bielsa: “La derrota es del conductor cuando alguien deja de luchar o cuando abandona el sentido hacia el cual todos se dirigen” 6.
Bielsismo y gestión
No hay nada que convoque más que lo que uno hace por el otro y, en este sentido, el conductor tiene, sabe y hace por los demás. Es una norma muy importante para vincularse. No hay nada que una, que vincule más a un líder con sus conducidos que lo que él pueda hacer por ellos.
Valorar a un proceso que obtuvo menos de lo esperado, no conlleva riesgo alguno. Pero reconocer a un proceso que consiguió los objetivos de una manera inmerecida es nocivo y negativo, porque enseña que un atajo lleva al objetivo, ignorando el recorrido propio e inherente del proceso.
En relación a esto, es popularmente conocida la referencia de Cesar Luis Menotti, ex director técnico de Fútbol de la Selección Argentina que obtuvo la copa del mundo en el mundial del año 1978: “El que cruza el jardín evitando el ángulo de 90° llega más rápido, pero pisa las flores; mientras que el que recorre el ángulo de 90° tarda más, pero no daña las flores” 7.
Obsesión, pasión y capacidad de convencimiento
La obsesión se encuentra acompañada del orden, control y poder. Este concepto normalmente se puede confundir con el de pasión. Al obsesivo le produce enojo la indiferencia entre la realidad y sus expectativas y trata de revertir, con una constancia enfermiza, cualquier reflexión que evidencie lo que él no desea. Es una reiteración enfermiza que trata de torcer la realidad para acomodarla a lo que él quiere.
Un buen conductor se forja en los momentos de adversidad, cuando sus valores generan respeto y credibilidad pudiéndose evaluar la capacidad de conducir, de gestionar. Y es en estos momentos de adversidad cuando y donde se verifica la consistencia del proyecto del conductor. Más que obedecido, el líder necesita ser interpretado, esto le permitirá que su liderazgo sea genuino y duradero. Se trata de ejercer el mando para convencer, no solo para simplemente ser obedecido.
Es importante comprender el lugar que toma la necesidad de ser parte de un todo y entender al resto como indispensable para el funcionamiento del conjunto. En la medida en que las partes se reconocen, se integran y se sienten partícipes de un mismo grupo comprometidos con un todo, los conflictos comienzan a tener una más clara solución.
El que manda, por lo general, quiere que todos sean uniformes y parecidos. De esa manera siente que domina y que no hay nada fuera de su alcance, pero esto conlleva un grave error. Hay que aceptar la diversidad y que el otro piense distinto. Hay que partir siempre considerando un contexto que es en sí mismo heterogéneo, no solo en lo que respecta a su constitución, sino en cuanto a intereses y grados de compromiso. Se debe contemplar la posibilidad de no poder convencer a todos por igual. Lo que no hay que aceptar es que el otro deje de intentar y que deje de obedecer lo mínimo e indispensable que exige el funcionamiento común y colectivo del grupo.
Valores
El director (DT y Escolar) debe aspirar a transmitir valores. La vida, en líneas generales, es construcción y, de vez en cuando se logran los objetivos. Pero lo interesante no es buscar el éxito, porque este se consume instantáneamente una vez que se obtiene. Una vez que se logra, se desvanece y se pierde en su esencia. Éxito proviene del latín éxitus, que significa salida o fin. Una vez obtenido en éxito en una tarea, se finaliza, se termina y debemos volver a iniciar el ciclo de la búsqueda. La concentración obsesiva por parte de la figura de liderazgo en esta búsqueda llevará, probablemente, al desgaste físico, cognitivo y emocional. Por más de que tengamos en claro que la búsqueda del éxito es parte del proceso (en el campo de la educación y más aún en el campo del fútbol) y muchas veces se convierte en guía y norte de nuestras acciones, debemos lograr modificar este paradigma e instaurar que el éxito puede ser parte de nuestros objetivos, pero el fin último debería ser la construcción, el desarrollo y la búsqueda constante. Poder construir un proyecto en el cual el desarrollo sea sostenido por sus argumentos y por sus convicciones. No debemos caer en el error de valorar el trabajo de un conductor por sus resultados, por su estilo o por su modelo de acción. La valorización debe residir sobre la hondura del proyecto, evaluando esa manera, la nobleza de los recuersos utilizados, la dignidad con la que se recorre el camino en búsqueda de los objetivos. Si no se disfruta el recorrido, la llegada no producirá placer.
Desafíos
Uno de los desafíos actuales en lo que respecta a las funciones de los DT y directivos escolares es lograr el disfrute de la labor realizada. Las presiones que dominan ambos campos sociales (el fútbol y la escuela) llevan a que la tarea del conductor desvíe los esfuerzos hacia la resolución de actividades o acciones complementarias al desarrollo de su cargo (generalmente burocráticas e infructuosas), que consumen tiempo valioso de su ejercicio profesional en pos de la ocupación de tareas productivas que le generen placer en sí mismas. Estas situaciones llevan a producir un desgaste emocional y afectan el desempeño profesional. Más allá de las diferencias en términos relativos, consecuentes de los espacios sociales que la escuela y el futbol ocupan, las presiones sociales con las que se enfrentan los directores de estos campos coinciden en términos generales.
Frente a este problemática, el sentimiento de amateurismo, asoma como una posible luz al final de este túnel que muchas veces pareciera no tener salida. La tarea amateur, el sentimiento de vocación y la esencia de amor hacia la propia tarea, son lo único que vuelve satisfactorio el tránsito por el trabajo. El desarrollo de la tarea en términos amateur y vocacionales, conlleva el desafío de volver a enamorarse todos los días de la profesión, más allá de la lógica capitalista de retribución del salario en relación al trabajo realizado que, en el ámbito educativo, no es generalmente el vehículo motivador que prevalece como motor principal en cuanto al desarrollo de la tarea profesional.
El equilibrio entre la prudencia y el optimismo es necesario para afrontar las presiones de quién conduce. El miedo, como sentimiento expresivo y controlado de la prudencia (entendiéndolo como una situación en la que se teme que suceda algo diferente de lo esperado) muchas veces es más preferible que la confianza ciega, la cual, en ciertas circunstancias, lleva a la relajación.
Otro de los desafíos que engloba a la gestión es el tema de las energías. Marcelo Bielsa nos brinda una rica frase en relación a esta problemática: “Una persona tiene que ofrecerle a la tarea la energía que esa tarea demanda. El desgano presagia tempestades si uno no resuelve. Éxito y felicidad no funcionan como sinónimos. Hay gente exitosa que no es feliz y hay gente feliz que no necesita del éxito para serlo8.
Consideraciones finales
Marcelo Bielsa ha logrado imponer, en términos de Pierre Bourdieu, un capital cultural9 propio y característico que muchos jugadores devenidos a directores técnicos, agentes del mundo del deporte (no solo del fútbol) y hasta personalidades de universos sociales diversos (como lo son los docentes) han buscado (y lo siguen haciendo) aprender y aprehender conceptos, valores, habilidades, actitudes, aptitudes y formas de acción que la figura de Bielsa emana y difunde, no solamente en el campo de lo deportivo, sino a nivel social en general.
El bielsismo, como ideología ha logrado traspasar los límites propios de la esfera deportiva. El legado de Bielsa trasciende el universo del futbol y su capital cultural ha conseguido adentrarse en aquellas personas motivadas en mejorar como profesionales y a nivel personal. La bandera de la ética y la nobleza de los recursos utilizados alumbrarán el camino en búsqueda de los objetivos. Con el respeto como principal mandamiento y el amor a la tarea como principio, Marcelo Bielsa seguirá siendo el norte para todos aquellos que aspiren a ser cada día un poco mejor.
NOTAS
1 Trayectoria de Marcelo Bielsa: https://es.wikipedia.org/wiki/Marcelo_Bielsa#Trayectoria
2 Véase en IUCH, R. (2011). Pág. 54-55.
3 Entendiendo el concepto de artefacto social como objetos, representaciones, conjuntos, instituciones, conocimientos y marcos conceptuales que se utilizan para alcanzar una determinada expresión. Véase: en MARTINEZ, G (2018).
3(b) Desde la perspectiva de BOURDIEU, P. (2011), se toma a este concepto como espacios sociales de interacción, donde los individuos ocupan posiciones y se relacionan entre sí.
4 Véase en ESTENSSORO, F. (2006) Pág.: 12.
5 6 7 8 Frases extraídas de Conferencias de Prensa de Marcelo Bielsa.
9 Capital cultural, en temimos de BOURDIEU, P. (2011 – 2024) como un conjunto de recursos simbólicos, de conocimientos, habilidades y disposiciones socioculturales con los que una persona se relaciona y que le permiten funcionar dentro de un sistema social determinado.
BIBLOGRAFÍA DE REFERENCIA
- ANIJOVICH, R. (2014) “Gestionar una Escuela con aulas heterogéneas: enseñar y aprender en la diversidad”. Editorial Paidós.
- BOURDIEU, P. (2011) “Las Estrategias de la reproducción social. Siglo veintiuno editores.
- BOURDIEU, P. – PASSERON, J. (2024) “Los herederos”. Siglo veintiuno editores.
- ESTENSSORO, F. (2006) “El concepto de Ideología” – Revista de Filosofía N° 15– ISSN 0716 – 601 –X. PP: 97-111. file:///D:/Downloads/Dialnet-ElConceptoDeIdeologia-2293969.pdf
- IUCH, R. (2011) “La vida por el fútbol. Marcelo Bielsa, el último romántico”. Ed. Sudamericana. 4ta edición.
- MARTINEZ, G (2018) “La Sociedad como artefacto. Sistemas Sociotécnicos, Sociotecnologías y sociotécnicas” Universidad de Salamanca, España. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad. https://www.redalyc.org/journal/924/92459230010/html/
- ROJAS, E. (2015) “Marcelo Bielsa. Los 11 caminos al gol”. Ed. Sudamericana.
- SENOSIAIN, A. (2011) “Lo suficientemente loco: una biografía de Marcelo Bielsa”. Ed. Corregidor
MEDIOS AUDIOVISUALES CONSULTADOS
- Compilación de conferencias de prensa de Marcelo Bielsa en:
- Leeds United
- Olimpique de Marsella
- Lille
- Selección Uruguaya de Fútbol
- Athletlic de Bilbao
- Selección Argentina de Fútbol
