Tecnología en la Infancia con Propósito, Ética y Humanidad

Innovación pedagógica y escasez docente: lecciones de Finlandia para integrar la tecnología en la primera infancia con sensibilidad y propósito.

Tuve el privilegio de visitar la ciudad de Helsinki, donde recorrí guarderías y nidos y luego profundicé en las razones por las que Finlandia se posiciona como uno de los países líderes en educación, sostenibilidad y bienestar social. El propósito del viaje fue principalmente comercial: conocer de cerca a los creadores de Kindiedays, una plataforma educativa dirigida a maestros y familias, reconocida por ofrecer herramientas tecnológicas de alta calidad para la etapa preescolar y que se basa en prácticas pedagógicas finlandesas adaptadas a diversas realidades educativas, promoviendo un enfoque integral centrado en el desarrollo del niño. También tuve la oportunidad de reunirme con la creadora de Moomin Language School, una innovadora plataforma diseñada para la enseñanza del inglés a niños de entre 3 y 8 años, que combina tecnología y pedagogía lúdica para fomentar el aprendizaje natural del idioma. 

Conocer de cerca los centros preescolares y a las creadoras de las plataformas, me permitió visualizar el futuro de la educación preescolar, así como el carácter innovador que imprimen en el currículo de prescolar, siempre teniendo al niño como centro del proceso educativo y respetando las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de la Salud, con respecto al uso de pantallas en la educación. Es por este motivo, que con una mirada al futuro, quisiera explicar una de las razones a tener en cuenta de por qué empezar a usar dispositivos electrónicos en la infancia y la problemática que hoy se manifiesta en América Latina y a nivel mundial por la grave escasez de personal docente, especialmente en zonas rurales y vulnerables, afectando la calidad educativa y el desarrollo sostenible.  Según el Informe Mundial sobre los Docentes lanzado por la UNESCO en abril de 2025, la situación en América Latina y el Caribe es alarmante. Esto se manifiesta por la falta de maestros en educación obligatoria, especialmente en niveles de inicial y primaria, así como por otras razones como la desigualdad territorial, siendo las zonas rurales, indígenas y periféricas las más afectadas, las condiciones laborales son precarias, los sueldos bajos y hay sobrecarga laboral.  Muchos no cuentan con la formación para enfrentar los desafíos pedagógicos actuales y la profesión ha perdido atractivo en relación a otras carreras, lo que genera baja tasa de ingreso y alta rotación en las instituciones de formación. Según estimaciones internacionales para el año 2030 se requerirán al menos 50 millones de maestros adicionales por aumento de la demanda mundial. Ello no es un problema exclusivamente de los países en desarrollo, Europa y América del Norte también enfrentan una tasa alta de abandono de la profesión lo que confirma que se trata de un fenómeno universal. Ante este escenario, la tecnología educativa puede contribuir parcialmente a mitigar la escasez de docentes, aunque no sustituirlos. El uso de plataformas digitales, recursos multimedia y clases virtuales permite sostener la continuidad del proceso educativo, reducir brechas de aprendizaje, personalizar la enseñanza y brindar apoyo a docentes sobrecargados. No obstante, para que estas herramientas generen un impacto equitativo, es indispensable invertir en conectividad y formación docente que promueva una verdadera inclusión digital.

Tecnología educativa en la infancia: innovación con sensibilidad

Las tecnologías educativas están transformando la enseñanza en todos los niveles, desde la educación básica hasta la superior. En el caso de la educación infantil, las TIC se han convertido en aliadas clave para enriquecer el aprendizaje temprano. Plataformas digitales específicas, aplicaciones interactivas y dispositivos diseñados especialmente para niños permiten explorar el mundo a través de juegos, imágenes, sonidos y dinámicas que estimulan la curiosidad y el pensamiento creativo.

Sin embargo, en esta etapa crucial del desarrollo, es indispensable recordar que el vínculo afectivo entre el educador y el niño es insustituible. La tecnología no debe competir con la interacción humana, sino potenciarla. Las herramientas digitales deben ser concebidas como extensiones del entorno pedagógico, siempre mediadas por adultos que guían, acompañan y enriquecen la experiencia.

El uso de tecnología en la primera infancia requiere sensibilidad y criterio. No se trata de introducir pantallas por sí mismas, sino de integrar soluciones que respeten los principios del desarrollo infantil, promuevan la autonomía y fortalezcan el rol del docente como guía emocional y cognitivo.   En este sentido, la inteligencia artificial puede ofrecer un valor añadido si se implementa con responsabilidad: adaptando contenidos, personalizando ritmos de aprendizaje y facilitando la inclusión, sin perder de vista que el corazón del proceso educativo sigue siendo humano.

La clave está en el equilibrio: tecnología con propósito, pedagogía con visión y afecto como base. Solo así lograremos que la innovación en la educación infantil sea verdaderamente transformadora.

Recursos Tecnológicos para Educación Infantil

Los docentes disponen hoy de una amplia variedad de recursos tecnológicos para enriquecer el aprendizaje y fomentar el desarrollo de competencias transversales. Entre los más utilizados destacan las pizarras digitales, la robótica educativa y las plataformas interactivas, así como los juegos en línea que facilitan la comprensión de conceptos básicos de matemáticas, lenguaje y ciencias de forma lúdica y motivadora. Estas herramientas, además, potencian el trabajo colaborativo a través de proyectos grupales, fortalecen habilidades sociales y comunicativas.

Para que estos recursos generen un impacto real en el proceso educativo, es imprescindible integrarlos de manera estratégica en las prácticas pedagógicas. No se trata de sustituir el juego como herramienta fundamental de enseñanza, ni mucho menos de reemplazar al docente, cuya labor sigue siendo esencial e irremplazable.

Inteligencia Artificial en Educación ¿Aliada o amenaza?

La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una herramienta presente en múltiples ámbitos, incluida la educación. Esta rama de la informática busca desarrollar sistemas capaces de realizar tareas que tradicionalmente requieren inteligencia humana; aunque su objetivo es emularla, no la iguala. En el contexto educativo, la IA debe ser comprendida como una oportunidad transformadora, no como una amenaza. Su integración, cuando se realiza con sensibilidad y respeto por los principios pedagógicos, puede fortalecer el rol del docente como guía, mediador y referente emocional. En entornos escolares, su potencial permite personalizar el aprendizaje, promover la inclusión mediante adaptaciones para la neurodiversidad, y automatizar tareas administrativas como la calificación o la corrección de informes, liberando tiempo para que los educadores se enfoquen en lo pedagógico. No obstante, su implementación presenta desafíos: algunos docentes expresan resistencia por temor a ser reemplazados o por sentir que la tecnología amenaza su rol pedagógico, surgiendo  inquietudes sobre el manejo de datos personales y la transparencia de los algoritmos. A partir de septiembre de 2025, China ha implementado la enseñanza obligatoria de Inteligencia Artificial (IA) para todos los estudiantes desde los 6 años hasta la educación superior. Esta ambiciosa política educativa busca preparar a las nuevas generaciones para un mundo cada vez más impulsado por la tecnología.

En la educación primaria, los niños tendrán un primer acercamiento a la IA, explorando sus conceptos fundamentales, aplicaciones cotidianas y buenas prácticas. El enfoque es lúdico y contextualizado, diseñado para despertar la curiosidad y fomentar el pensamiento crítico desde una edad temprana.

En la educación secundaria, los estudiantes avanzarán hacia la creación de algoritmos propios y el desarrollo de dispositivos inteligentes, integrando conocimientos de programación, robótica y ética tecnológica.

En Educación Inicial, donde el juego, la exploración y el vínculo afectivo son pilares fundamentales, existe la percepción de que la IA podría desdibujar estos elementos esenciales. A pesar de ello, existen herramientas digitales diseñadas específicamente para la etapa preescolar que abordan áreas clave como idiomas, grafomotricidad, lógica matemática y lectoescritura. Entre ellas destacan Moomin Language School, basada en la pedagogía finlandesa para la enseñanza del inglés mediante juegos y rutinas; Lingokids y Duolingo ABC, con enfoques lúdicos y progresivos; Orientación Andújar y Feldenkrais, que ofrecen estrategias para el desarrollo gráfico y psicomotor fino; Kindiedays, que permite documentar el progreso en habilidades motoras mediante observación; Incluedu y Smartick Kids, que trabajan habilidades cognitivas como clasificación, seriación y razonamiento lógico; y métodos de lectoescritura como Jolly Phonics, Letrilandia y Zaner-Bloser Handwriting, útiles en contextos bilingües.  

Conclusión:  Reimaginar la educación con el uso de nuevas tecnologías implica abrirse a nuevas posibilidades sin perder de vista lo esencial: el desarrollo integral del niño. La clave está en el equilibrio. Tecnología sí, pero con propósito, ética y humanidad.

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