Debate educativo

La educación secundaria nocturna en CABA: un sistema con muchos desafíos por delante

Desafíos, reformas y la necesidad de flexibilidad para jóvenes y adultos trabajadores en CABA

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la educación secundaria nocturna destinada a adultos y jóvenes con sobreedad enfrenta una crisis compleja. La cantidad de vacantes disponibles supera ampliamente la demanda real, lo que ha generado un proceso de cierre y reconversión de secciones en varias comunas. Sin embargo, esta reducción estructural no es el único problema: en estos contextos persisten altos índices de deserción y ausentismo, factores estrechamente vinculados con las responsabilidades sociales y laborales de quienes cursan el nivel.

La administración educativa de la Ciudad propone iniciar una reforma que apunta a simplificar la oferta, focalizarla en ámbitos con vínculo laboral y reducir las orientaciones disponibles, limitándolas inicialmente a Economía y Administración, y Comunicaciones e Informática, con espacio para algunas otras como Turismo o Energía y Sustentabilidad. Pero ese documento borrador fue elaborado sin consultas coeficientes a los actores principales: docentes, directivos, sindicatos, cámaras empresariales ni organismos técnicos, una ausencia que genera incertidumbre, resistencias y críticas.

Uno de los puntos más álgidos es la sobreposición entre horario laboral y horario de cursada. Muchos estudiantes trabajan durante el día y, en algunos casos, también en horarios nocturnos, lo que dificulta sostener una cursada presencial obligatoria durante la semana. La propuesta de articular el secundario común con formación profesional, lo que implicaría aumentar la carga horaria, carece de modalidades flexibles suficientes. Sin oportunidades para cursadas diurnas para quienes trabajan de noche, y sin una planificación intensa aprovechando vacaciones de invierno y verano, la reforma corre el riesgo de generar un cuello de botella y aumentar la deserción.

El panorama también muestra que en la oferta convergen variadas modalidades: CENS, escuelas técnicas, bachilleratos populares y propuestas virtuales; pero con poca articulación formal entre ellas, lo que dificulta una estrategia educativa coherente y efectiva. Los bachilleratos populares, si bien valiosos para retener estudiantes, no están integrados de manera formal ni supervisados por las autoridades educativas, representando otro desafío para la cohesión del sistema.

Finalmente, la reforma parece impulsada de forma improvisada, con un documento que recicla propuestas previas sin un estudio exhaustivo de mercado laboral ni factibilidad real. La falta de participación y diálogo con actores clave limita la perspectiva y profundiza la desconexión con las necesidades reales de los estudiantes jóvenes y adultos.

Así, el sistema de educación nocturna, aunque esencial para muchos, se encuentra en un momento crítico que requerirá no solo ajustes administrativos, sino un compromiso real con flexibilizar horarios, articular saberes, vincular de manera efectiva con el mundo del trabajo y reconocer las condiciones de vida de su población. Solo así podrá asegurar que quienes trabajan y estudian puedan realmente acreditar sus estudios y mejorar sus oportunidades.

Hola 👋
Un placer conocerte.

Regístrate gratis para recibir toda la información sobre eventos educativos, cursos, noticias y recursos para educadores.

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Mostrar más

Deja un comentario

Botón volver arriba