Pedagogía

De la superficie a la profundidad: Las metodologías activas como motor del aprendizaje significativo

Transformando la educación: del rol pasivo al pensamiento crítico

Introducción: La crisis de la pasividad

Desde hace décadas, nuestro sistema educativo latinoamericano se rige por una premisa transmisora: el docente es la única fuente de saber y el alumno es un mero recipiente de información. No obstante, en los tiempos actuales de inteligencia artificial, este modelo ha dejado de ser viable. La elaboración de datos ya no es sinónimo de competencia en la comunidad educativa. Aquí, el concepto de Aprendizaje Profundo, vuelve a emerger con fuerza en el campo de la educación. A diferencia del aprendizaje superficial, donde el objetivo es cumplir con los requisitos de realizar la tarea y pasar en el proceso, el aprendizaje profundo implora llegar al significado, conectar ideas y aplicar lo que se aprende a situaciones nuevas. Así, se plantea súbitamente una pregunta clave: ¿Cómo hacer para que el cerebro del alumno acostumbrado a lo inmediato, piense en profundidad? Y, la respuesta está en: las metodologías activas.

La arquitectura cognitiva: ¿Por qué «Hacer» es «Aprender»?

La neuroeducación ha establecido que el aprendizaje es un proceso activo.

Las metodologías activas funcionan porque obligan a los estudiantes a decidir. Entonces, la investigación reciente afirma que cuando un alumno se enfrenta a un problema para el que no existe una solución predeterminada (similar al Aprendizaje Basado en Retos), este sufre lo que se denomina como disonancia cognitiva. Esta «incomodidad intelectual» es combustible para el aprendizaje profundo.

Es importante mencionar que de acuerdo a la Taxonomía de Bloom las metodologías activas están en la parte más alta de la pirámide (analizar, evaluar, crear), mientras que la clase expositiva o tradicional, generalmente, se encuentra en la base (recordar, comprender). Investigaciones de Gargallo López et al. (2020) confirman que los ambientes centrados en el alumno, potencian de manera significativa las estrategias de elaboración y de organización de la información, las cuales se constituyen como elementos claves para el pensamiento crítico.

Desafíos para la docencia: El cambio de rol

La aplicación de metodologías activas para el aprendizaje profundo no está exenta de dificultades. Es un cambio de talante en la forma de ser del docente que desea modificar su manera de enseñar; pues entonces el docente deja de ser el “expositor que se limita a transmitir sus saberes” para transformarse en un “diseñador de experiencias de aprendizaje profundo”. Además, hay resistencia desde los estudiantes, que son más proclives a métodos pasivos (de copiar y memorizar), porque implica menos esfuerzo cognitivo inmediato, aunque eso derive en un aprendizaje superficial que se olvida con facilidad. Así también, existe resistencia, ya que ellos tienden a preferir métodos pasivos (copy-and-paste), aunque les lleve a un aprendizaje poco profundo que posibilita ser olvidado fácilmente.

Con ello podemos decir que la relación entre metodologías activas y aprendizaje profundo es simbiótica. No podemos educar para una mirada crítica en estudiantes que se encuentran sentados pasivamente escuchando una clase magistral. Las metodologías activas son el instrumento, con que se conduce al alumno desde la superficie de los datos hacia el fondo de los conceptos. Para las instituciones de enseñanza de hoy, la implementación de estas técnicas no se considera una opción de vanguardia, sino que es una necesidad moral para preparar profesionales capaces de dar solución a los problemas multifacéticos de la sociedad contemporánea.

Referencias Bibliográficas

  • Cedeño-Escobar, M. R., Vigueras-Moreno, J. A., & Álvarez-Sánchez, A. R. (2021). El aula invertida como estrategia didáctica para el aprendizaje profundo en la educación superior. Polo del Conocimiento, 6(3), 388-404.
  • Gargallo López, B., Pérez-Pérez, C., García-García, F. J., & Giménez-Beut, J. A. (2020). La competencia aprender a aprender en la universidad: Propuesta de modelo teórico y validación de instrumentos. Educación XX1, 23(1), 19-46. https://doi.org/10.5944/educxx1.23367
  • Mero-Mero, J. E., & Castro-Baque, E. L. (2024). Metodologías activas y su incidencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Revista Científica Dominio de las Ciencias, 10(1), 158-174.
  • Ortiz-Colón, A. M., Jordán, J., & Agredal, M. (2023). Gamificación en educación: una panorámica sobre el estado de la cuestión. Educar, 59(1), 13-32.
  • Reyes, L., & Espinoza, E. (2024). El desarrollo de habilidades investigativas y el pensamiento crítico en estudiantes universitarios mediante metodologías activas. Revista Conrado, 20(96), 215-224.
  • Silva, J., & Maturana, D. (2022). Una propuesta de modelo para introducir metodologías activas en educación superior. Innovación Educativa, 22(88), 45-62.

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Paul Navarro Vaca

Director Ejecutivo de la Red de Directivos de Instituciones Educativas en el Ecuador; docente ecuatoriano con amplia experiencia en el campo de las ciencias químicas y biológicas. Profesor de Bachillerato Nacional e Internacional. Parlamentario Mundial de Educación. Evaluador de la Organización de Bachillerato Internacional (OBI)

Diana Peñaloza

Médico ecuatoriana con especialidad en Neumología, con Diplomado en Tabaco por parte otorgado por el INER de México y Maestrante en Docencia Universitaria por la Universidad de la Rioja (UNIR).

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