Educación

El valor de la escuela, una vez más

Si no existiese, deberíamos crearla

El verano de 2023 debería ser para quienes vivimos en la República Argentina- y por qué no, en países de la región – una estación para evocar una y otra vez.

Seguramente, podría afirmarse que se trata de meses en que muchas personas han podido disfrutar de sus vacaciones y licencias anuales. Momentos de alegría, de tiempos compartidos con familiares, con los afectos, en lugares lejanos o en el patio de su casa, pero con mayor flexibilidad en sus horarios, tiempos distendidos, cercanía a la naturaleza.  

Sin embargo, enero y febrero de este año pasan también a formar parte de la historia del país, por dos casos emblemáticos: “Lucio y Fernando”.

Basta decir sus nombres para saber a quiénes se hace referencia. Dos casos donde el odio y la intolerancia en sus diversas formas se hacen visibles mediante la violencia y la falta de humanidad.

En este tiempo de regreso a las escuelas, los directivos – ya sea como personal único o como equipo de gestión – tienen la noble tarea de comenzar a revisitar (Nicastro, 2006) el proyecto educativo institucional, el plan de mejoras, los proyectos institucionales que definen y adhieren a la “Misión” – el mandato fundacional y la identidad de cada establecimiento educativo y a la “Visión” – la escuela deseada.

Cabe señalar que, si fueran éstos, meses en que los estudiantes estuvieran asistiendo a las escuelas, seguramente la preocupación de muchas familias, la mediatización de estos casos y el asiduo seguimiento que se realizó de los juicios, hubieran irrumpido de manera cotidiana en aulas de los distintos niveles y modalidades del Sistema Educativo.

Sin embargo, también es posible estimar que luego de algunos días los temas en vigencia pasen a ser otros y dejen poco a poco de ser novedad.

Por este motivo, desde el lugar de quienes gestionan las instituciones escolares, corresponde guiar al personal docente a su cargo, no para que se hable y se debata exclusivamente sobre estos casos que conmovieron a la sociedad argentina durante estos meses, sino para recordar que éstos, dejan en evidencia maneras de ser y actuar en el mundo, que se hacen carne en las infancias, adolescencias y juventudes de la actualidad.

“¿Por qué la escuela?… Sería un interrogante posible de escuchar. “¡Otra vez la escuela!”, podría ser otra exclamación a enunciar.

Adhiriendo a las afirmaciones de Emilio Tenti Fanfani “la escuela sola no puede”; es posible ensayar respuestas que podrían ser nuevas preguntas tales como “¿Por qué no, en la escuela?”, reconociendo la responsabilidad que también le compete a las familias y a otras organizaciones y entidades de las que participan las y los estudiantes. O tal vez: “¿Dónde, si no es en la escuela?”, para aquellos casos en los que la escuela y la docencia son lo mejor que acontece en la vida de muchas niñeces y adolescencias. 

Las instituciones educativas desde su nacimiento comparten el mandato fundacional ligado a los aprendizajes y a la vida misma. A pesar del paso del tiempo, su especificidad continúa comprometida con la construcción de los saberes que brindan posibilidades de aprender y a vivir con otros.

En el año 2022 la UNESCO dio a conocer un nuevo informe que intenta reemplazar el informe producido por Jacques Delors (1996)  junto a un grupo de expertos para iniciar nuevos debates en torno a educación para las próximas décadas. En este caso, la responsabilidad estuvo bajo la figura de una mujer por primera vez, – Sahle-Work Zewde, presidente de Etiopía desde 2018 – que  además se distingue por haberlo realizado con amplia participación de  personas y entidades.

De este modo, el nuevo informe propone renovar la educación mediante la adopción de  pedagogías basadas en la solidaridad y la cooperación, la necesidad de actualizar los currículos y conocimientos comunes, hacer de la docencia una profesión colaborativa y referente en la transformación; hacer de las escuelas espacios que garanticen la inclusión,  el bienestar individual y colectivo; crear oportunidades que permitan aprender y producir conocimiento a lo largo de toda la vida, en diversos espacios sociales y culturales.

En líneas generales clama por un nuevo “contrato social, a partir de la consolidación de escuelas fortalecidas que ayuden a construir futuros colectivos habitables.” (Pág. 98).

Sin intentar agotar en este breve artículo la amplia y compleja tarea que los directivos deben abordar junto al colectivo docente, e incluyendo a demás agentes y actores que conforman la comunidad educativa, se mencionan a continuación algunos tópicos posibles a tratar:

  • Respecto de la obligación de comunicar: Establecida en el Artículo 30 de la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes Nº 26061/05. La normativa de alcance nacional compromete a los distintos agentes del Estado a comunicar casos de vulneración de derechos – o de sospecha -. Es de importancia el conocimiento y/o la relectura de ésta y otras leyes que en las provincias fueron adhiriendo a la misma, con el propósito de consensuar o revisar los acuerdos de la comunicación en el interior de los establecimientos educativos para llevar a cabo una asertiva actuación frente a la observación atenta y/o escucha activa.

Cabe destacar que las inasistencias reiteradas de las y los estudiantes deben ser consideradas indicadores de la vulneración del derecho a la educación, aunque también suelen ser evidencias de otros derechos quebrantados.

  • Acerca de los acuerdos de convivencia: Cada inicio de año lectivo es una nueva oportunidad para repensar-se como institución, en cuanto a las relaciones y lazos que allí se tejen, teniendo en cuenta que, las habilidades sociales son saberes que forman parte de la construcción de las subjetividades, que las mismas trascienden los muros de la escuela, y esa debe ser una meta a corto, mediano y largo plazo.

Para trabajar en torno a la convivencia resultan interesantes y apropiadas las Guías de Orientaciones para la intervención educativa ante situaciones complejas relacionadas con la vida escolar – en sus volúmenes 1 y 2 – que aprobó el C.F.E en el marco de la Resolución Nº217/14. En las mismas se trabaja en relación a la prevención de dichas situaciones, también para actuar apropiadamente durante y posteriormente, siempre enmarcados en la normativa vigente.

Si bien son textos difundidos ampliamente desde hace varios años, releerlos promueve diálogos reflexivos, revisión y fortalecimiento de los acuerdos, actuaciones que superen la improvisación, y muy especialmente la valoración del trabajo para la prevención de los conflictos.

Asimismo, febrero es un tiempo fecundo para realizar nuevas búsquedas de recursos y estrategias didácticas que brinden posibilidades de hacer circular las voces del estudiantado, que promuevan además espacios de escucha. Estar cuidadosamente atentos hacia quienes nos rodean amerita, como otros contenidos, planificación.

  • En cuanto a las Puertas de Entrada de la ESI:  Una de las principales responsabilidades de los directivos es permanecer atentos al desarrollo de los contenidos correspondientes a la Educación Sexual Integral. La misma, reglamentada por la Ley Nacional Nº 26150/06 y la Resolución del C.F.E Nº 340/18. Nutridas por muchas otras normas que van sumándose ante la complejidad de la sociedad de la que formamos parte.

Es de importancia promover un proyecto institucional forjado genuinamente, con algunos agentes que pueden actuar como referentes, pero con el compromiso de todos y cada uno de quienes tienen la tarea de educar.

Asimismo, tener en cuenta las denominadas “puertas de entrada de la ESI”, ya sea en la escuela o en cada una de las aulas; tales como la reflexión propia y colectiva sobre los supuestos, las representaciones, las prácticas docentes, el desarrollo curricular y la organización de la vida institucional, los episodios que irrumpen en la vida escolar – o en la vida social de un país como en los casos citados al principio de este artículo-,   el trabajo con las familias y la comunidad en torno a la ESI.

Adhiriendo a algunas de las expresiones que constan en el nuevo informe de la UNESCO, “Si la escuela no existiera, tendríamos que inventarla.” Y aunque no es la única responsable de promover una sociedad más justa, continúa siendo un lugar donde aún es posible gestar la esperanza, y un componente prioritario de ecosistemas educativos más amplios.

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Marta Spinetta

Profesora para la Enseñanza Primaria con experiencias en distintos niveles educativos. Postítulo de Actualización en Lengua y Literatura, Ciencias Sociales y Formación Ética y Ciudadana. Postítulo de Actualización en Educación en contextos de marginalidad urbana. Licenciada en Tecnología Educativa (UTN). Maestranda en Innovación Educativa (U. Siglo 21). Produciendo la tesis. Seminario en Gestión Educativa (UNR) y diplomatura en asesoramiento docente. (UTN y 12ntes). Supervisora titular de Educación Primaria Profesora titular de Taller de Práctica docente.

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