estrategias de enseñanza

El Arte de Pensar en las Escuelas

Pensamiento Crítico y el Proyecto Cero de Harvard

Muriel Cooper dijo “la información sólo es útil cuando es comprendida” y Umberto Eco “demasiada información, ninguna información”, estas frases son ahora más que nunca un hecho. La era digital nos ha sumergido en una avalancha de “datos” que muchas veces nos lleva a consumir contenidos de manera superficial sin analizar críticamente su calidad y veracidad. Hemos estado expuestos a más información de la que podemos procesar, y ya en 1999 el experto en innovación Alfons Cornella hablaba de “infossication” (“infoxicación”) para referirse a la sobrecarga de información recibida y a la incapacidad de concentrarse o profundizar los datos debido a la continua influencia de los medios de comunicación.

 Ante esta situación, es necesario reivindicar el pensamiento crítico como una habilidad imprescindible para el mundo de hoy, pero sobre todo para el futuro. Una sociedad que aprecia y fomenta el pensamiento crítico es más abierta al cambio y más capaz de generar soluciones creativas a problemas complejos, puede detectar señales de alerta temprana y tomar medidas preventivas, es más inclusiva y abierta a diferentes perspectivas y enfoques, más predispuesta a resolver conflictos y trabajar cooperativamente, más propensos a valorar la educación e invertir en el desarrollo de habilidades y conocimientos.

En educación, el pensamiento crítico es una herramienta poderosa que puede ayudar efectivamente a los estudiantes a convertirse en ciudadanos informados capaces de enfrentar los desafíos del mundo en que vivimos. Estas son algunas de las habilidades entrenadas:

 • Habilidades analíticas:  capacidad de analizar información con precisión y objetividad. Los estudiantes aprenden a evaluar evidencia, identificar fuentes confiables y distinguir entre hechos y opiniones. Esta habilidad de análisis crítico es esencial en muchas áreas de la vida.

Resolución de problemas: es el desarrollo de habilidades para resolver problemas. En lugar de aceptar información pasivamente, los pensadores críticos aprenden a hacer preguntas pertinentes, considerar diferentes perspectivas y generar soluciones innovadoras. Esta capacidad de resolución de problemas es crucial para abordar los complejos desafíos que enfrenta la sociedad.

  • Creatividad: El pensamiento crítico fomenta la creatividad y la imaginación. Cuando los estudiantes pueden analizar críticamente la información, es más probable que desarrollen pensamientos originales y generen ideas innovadoras. El pensamiento crítico estimula la curiosidad y la apertura mental, animando a los estudiantes a explorar nuevos conceptos y adoptar enfoques no convencionales.

Autonomía intelectual:  permite a los estudiantes convertirse en pensadores independientes. A través del análisis crítico, los estudiantes pueden formarse sus propias opiniones y defender sus ideas de manera consistente. Esto les ayuda a desarrollar una mayor confianza en sus habilidades y a ser más activos y conscientes en su vida académica y social.

Participación cívica: Las personas con pensamiento crítico son capaces de examinar cuestiones sociales y políticas de manera objetiva, evaluando las implicaciones a largo plazo de las decisiones tomadas individual y colectivamente. Este tipo de pensamiento es fundamental para construir una sociedad democrática y responsable.

En este sentido, el Proyecto Cero (Project Zero) de investigación y desarrollo educativo, con sede en la Harvard Graduate School of Education, realiza estudios teóricos y prácticos sobre el aprendizaje y la mente, desarrollando enfoques innovadores para las escuelas. Entre los temas de investigación abordados se encuentran el pensamiento crítico, la creatividad, el pensamiento artístico, la educación ciudadana, la comprensión global, el aprendizaje visual y muchos otros. Una de las metodologías utilizadas es la Visible Thinking, que promueve el pensamiento crítico a través de una serie de prácticas y rutinas de pensamiento. Otra es el “Artful Thinking”, cuyo objetivo es ayudar a los profesores a hacer conexiones entre las obras de arte y el plan de estudios para reforzar las disposiciones reflexivas de los estudiantes, utilizando como metáfora central la paleta de un artista compuesta por seis disposiciones de pensamiento.

Las rutinas de pensamiento, por ejemplo, brindan un marco de trabajo para guiar a los estudiantes en el procesamiento y análisis de información de una manera sistemática que desafía su creatividad y pensamiento metacognitivo.

 Algunas de las rutinas más conocidas son:

 • Seis sombreros para pensar: Esta rutina, basada en el libro de Edward de Bono, “Seis sombreros para pensar”, invita a los estudiantes a ponerse metafóricamente diferentes “sombreros” que representan diferentes formas de pensar. Cada sombrero representa una perspectiva diferente, como el sombrero blanco para hechos e información, el sombrero negro para críticas y desafíos, el sombrero rojo para emociones, etc. Los estudiantes usan sombreros para explorar un problema o tema desde diferentes ángulos.

Piense, vea, pregunte: esta rutina anima a los estudiantes a mirar de cerca una obra de arte, una fotografía o cualquier otra imagen, reflexionar sobre lo que ven y formular preguntas basadas en sus observaciones. Esta rutina estimula la observación cuidadosa, la curiosidad y la generación de preguntas significativas.

 • Mente Visual: Ayuda a los estudiantes a representar gráficamente sus ideas, pensamientos o conceptos. Los estudiantes dibujan un diagrama, un mapa conceptual o una serie de imágenes para organizar la información y las relaciones entre ellos. Esta rutina fomenta la síntesis visual de la información y ayuda a los estudiantes a desarrollar una comprensión más profunda de los conceptos.

Pensamientos anteriores, presentes y futuros: Esta rutina invita a los estudiantes a reflexionar sobre sus conocimientos, ideas y suposiciones antes, durante y después del aprendizaje de un tema. Los estudiantes exploran cómo evolucionan sus pensamientos y entendimientos con el tiempo y conectan sus experiencias previas con nueva información o puntos de vista.

Cinco W y una H: Esta rutina anima a los estudiantes a hacer preguntas clave para explorar un tema o problema: “¿Quién? (WHo?), qué? (WHAT?), ¿Cuándo? (WHEN?), ¿Dónde? (WHERE?), ¿Por qué? (WHY?) y cómo? (HOW?)”. Estas metodologías o enfoques se pueden utilizar de forma transversal ya desde el jardín de infantes. 

https://pz.harvard.edu/pensamiento-rutinas

https://pz.harvard.edu/projects/artful-thinking

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Carina Frossasco

Ex Profesora de español en Italia con especialización en Neuro didáctica, Inteligencia Emocional y Coaching Educativo. Autora de cursos de neuro educación y capacitadora freelance para docentes en Innovación Didáctica.

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