Gestión

¿Qué hemos aprendido en gestión en este tiempo de pandemia?

Gestionar en un contexto de incertidumbre es nuestro presente desde aquel 16 de marzo de 2020, cuando las puertas de la escuela se cerraron. Cuando se ha caído el sistema y fuimos testigos de la disrupción educativa más importante de la historia. Los equipos directivos tuvieron que tomar el timón, como una acción – reacción y organizar rápidamente para sostener la continuidad pedagógica, haciendo foco en las trayectorias de los estudiantes.

¿Cómo fue evolucionando el posicionamiento de los equipos directivos en este contexto volátil y complejo?

“Florece Allí donde estés plantado”

Elegir frases para acompañar la gestión, para generar identidad en el equipo es una linda estrategia. Y esta frase fue la elegida para re significar el ciclo 2020, porque nos atravesó cada uno en su hogar, porque tuvimos que aprender a gestionar de una manera distinta, desconocida, desde la distancias pero debiendo unir más, generar comunidad de aprendizaje,  solucionando cada tensión que nos interpelaba, conteniendo, armando una especie de red de afecto y conocimiento con y para nuestros equipos docentes, dándoles fuerza, motivándolos,  e ir juntos en busca de aquellos rostros, aquellos alumnos que fuera de la frontera de la escuela no sabíamos cómo estaban, cómo se sentían, que realidades los atravesaban. Tuvimos que acomodarnos en un desacomodo vital re calculando toda nuestra propuesta pedagógica a partir de la noción de educación a distancia sin tener el mapa de la misma. Tuvimos que ampliar nuestras aristas e incluir en nuestra red de contención a las familias de nuestros estudiantes, escucharlas y orientarlos. Y pudimos florecer allí donde nos encontrábamos haciendo lo posible para que se achiquen las distancias en un contexto de excepción, aprendiendo al andar.

Hoy 2021 nos interpela con nuevo escenario, el sistema híbrido, la famosa bimodalidad del cual estamos aprendiendo y ajustando en el andar. El principio de año nos tomó volviendo a la escuela después de un año devastador pero de mucho aprendizaje, con muchas ganas de volver al encuentro pero sabíamos que era distinto. Primero porque tuvimos que leer miles de resoluciones para seguir al pie de la letra cada norma, el plan jurisdiccional aprenderlo, interiorizar lo porque sería nuestra biblia en los días siguientes, informar a los docentes con la seguridad que si seguíamos el protocolo de regreso seguro a clases  estaría todo bien , organizar el Forte  para la intensificación de las enseñanzas, los docentes dispensados,  metro en mano yendo a cada aula para asegurarnos que se respetara el metro y medio por alumno, formar las burbujas, armar los protocolos para las familias, para los alumnos, chequear que la sala de aislamiento esté con todos los elementos, que está todo señalizado para que los estudiantes sepan dónde colocarse para la fila, protocolos para los docentes. Cuanto para armar la estructura de contención, de cuidado, para recibir nuevamente con mucha emoción a nuestros docentes, alumnos y familias. Y comenzó el nuevo ciclo lectivo y realmente tuvimos que aprender a ser flexibles como dice la frase de Morín a navegar en océano de cambios constantes, llamadas a la noche que una docente se tenía que aislar porque en la otra escuela había casos sospechosos, todos volvimos a ser maestros, “los alumnos son de todos” fue la frase que nos acompañó los primeros días hasta que nos acomodamos a la realidad de que había docentes dispensados cuando teníamos a los estudiantes en la escuela sin docentes en la escuela, y empezamos hacer expertas en detectar contacto estrecho, en ser criteriosas de cuando aislar la burbuja, al docente, al grupo o solo al alumno. Aceptar que cada día era distinto, con nuevas tensiones, Y además la burbuja que le tocaba estar en la casa, debíamos asegurar su continuidad y calidad pedagógica. Recuerdo de sentir en febrero la sensación de tener la tabla de surf preparada para la ola que venía y que de repente nos tapó por completo y cuando ya nos acercábamos a la orilla más tranquilos el 15 de abril volvimos todos a casa. Pero creo que volver algo que conocíamos nos dio la posibilidad de plantearnos que la gestión en pandemia es así: incierta, compleja, cambiante. Y debíamos salir del cuadrante de los urgentes, para volver a lo importante: El alumno protagonista.

Entonces es momento de crear archipiélagos de certezas y como institución es enfatizar en la misión de nuestro proyecto institucional poniendo la mirada en la nueva realidad que nos toca vivir para poder diseñar  una propuesta educativa, como dice Lila Pintos, emocionalmente significativa e intelectualmente desafiante, dentro de un contexto complejo. Escribir un documento de trabajo colaborativo, es una gran idea, para que sea la brújula donde se plasman las  líneas de acción ubicando nuevamente al alumno en la centralidad de la gestión pedagógica de la escuela.

Sabemos que el modo de construir certezas sobre el encuentro educativo tiene que ver con la “CLASE”. Hoy esa “Clase” se da en otro contexto, con otras estrategias y dinámicas, pero es la clase el punto de anclaje para construir una propuesta educativa con convicciones pedagógicas. En estos tiempos es la escena escolar  la que cobija, la que permite  que todos estén adentro y que ninguno permanezca al borde, Priorizar los contenidos, priorizar qué es lo que brindamos y como brindamos esa experiencia escolar en la presencialidad, hoy tan preciada. Y en la virtualidad, las clases asincrónicas, como poder acompañar cuando no los ves. El aprender todas las funciones de la plataforma digital que estemos utilizando puede ser de gran ayuda, porque a través de: Tareas con vencimiento, Rúbricas, Utilización de documentos google, presentaciones y formularios, Evaluaciones en línea, Foros de intercambios, Utilización de calendarios para organizar sus clases sincrónicas y asincrónicas  permiten una interacción más fluida, estos recursos que nos brindan la mayoría de las plataformas digitales (Classroom, Edmodo, etc) ayudan a organizar, a los estudiantes como a los docentes,

Otro punto importante es el relevamiento de participación y conexión con nuestros alumnos. El acompañamiento a cada estudiante, la mirada a los distintos trayectos educativos permite contextualizar y buscar nuevas estrategias para fortalecer el vínculo y el aprendizaje. En el año 2020 era el relevamiento de conexión hoy los indicadores del primer informe, el de una encuesta, el de participación en foro, entrega de actividades, el ausentismo en la presencialidad todo nos brinda información para poder analizarla y tomar decisiones certeras y poder transformar y mejorar la realidad. 

La Familia, sostén principal para acompañar  la construcción del oficio del estudiante, brindarles tips para el desarrollo de la autonomía. El organizar el tiempo y el espacio, ayudarlos armar una rutina,  

Creo que este escenario que nos cambió y rompió todas las estructuras nos permite animarnos al cambio que desde hace tiempo venimos viendo necesario en la Educación. El cambio se origina desde un cambio de creencias pedagógicas, de un cambio en la propuesta pedagógica y un cambio en los recursos pedagógicos. La clase pensada para  un aula heterogénea con alumnos protagonista de sus aprendizajes para el desarrollo de su autonomía , las herramientas digitales como escenario del desarrollo de la autonomía del estudiante autodidactas de ese espacio que es su espacio , los indicadores para focalizar y la familias como red de contención son los primeros archipiélagos donde tenemos que profundizar en este contexto incierto para lograr una transformación educativa y que este desacomodo sea el punto de partida de una educación inclusiva, emancipadora, que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan desarrollarse en sus vidas futuras y autorrealizarse .

¡Es el comienzo!

                                                                                    M. Liliana Sanchez                                                                         Licenciada en Ciencias de la Educación

Foto de portada: Thomas Park en Unsplash

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Liliana Sánchez

Licenciada en Ciencias de la Educación. Gestión educativa orientada al desarrollo de procesos de transformación escolar.

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