Clima escolar y bienestar

El vínculo, pilar de la enseñanza y el aprendizaje

Creando memorias de experiencias colectivas

Aprender y enseñar; enseñar y aprender, son un binomio inseparable. No podemos pensar uno sin el otro. Esto nos advierte sobre la importancia de medir cada paso del proceso, en el que este binomio está en juego, a partir del vínculo pedagógico e  identificar el entretejido de relaciones que lo constituyen:

                                                               Docente     {——–}    Estudiante

                                                            Estudiante  {——–}           Estudiante

Docente   +   Estudiante   +  Pensamiento  +  Emoción

Al comprender  el impacto que tiene el vínculo en las maneras de ser y hacer en la escuela,  ponemos en diálogo la enseñanza y el aprendizaje sobre dos puntos de confluencia que debemos identificar como fundantes, debido a la fuerza intrínseca que lo potencia y hace posible; y también de no constituirse, lo obstaculiza. El primero, nos posiciona como seres sociales que aprendemos colectivamente y el segundo, centra el foco en las evidencias de aprendizaje que se hacen visibles a partir de la interacción con los otros y el entorno, y en esta afluencia el papel crucial que tenemos los docentes como gestores de las prácticas del aula.  

Al posicionarnos como gestores de lo que sucede en el aula, desde ese lugar de liderazgo en el diseño de la hoja de ruta con sus metas, propósitos e hitos en el camino, hacemos foco en la condición humana que define el acto educativo. Melina Furman, nombraba a los docentes ‘faros’ que iluminan cada trayectoria educativa o plan de viaje. Ese faro, lo podemos pensar desde el lugar del docente y del estudiante, pues actúa representando esa humanidad que puede lograr que brillen los ojos de los unos y los otros.

Un docente motivado, motiva, un docente emocionado, emociona, un docente curioso, abre oportunidad a las preguntas; y recíprocamente el estudiante motivado, emocionado, curioso. Ambos, potencian el acto educativo, que reúne experiencias de uno y otro lado para crear memoria compartida. Por ello, me gusta definir como ‘encuentro’ a eso que llamamos instituidamente ‘clase’ y pensar las propuestas educativas a partir de la interacción con los estudiantes o entre estudiantes, y en ese encuentro, es donde se genera la oportunidad de poner en acción pensamientos y emociones: lo que sé y lo que puedo hacer con lo que sé;  y lo que siento y lo que puedo hacer con lo que siento; y de esa manera hacer visible el aprendizaje y la enseñanza.

Pensando la ‘clase’ como encuentro, abrimos posibilidad al proceso de aprender a aprender. El desafío estará en diseñar propuestas de enseñanza que sistematicen la metacognición como habilidad para autoevaluar y crear espacios de valoración del proceso de enseñar y aprender.

En la escena pedagógica mediada por el encuentro,  el docente, como diseñador de la enseñanza, imprime su estampa estratégica, para rastrear las evidencias en torno a las múltiples interacciones:

  • con el saber
  • con los otros
  • con el entorno

En esa interacción con el saber,  con los otros y con el entorno se  va configurando el vínculo pedagógico que adopta características propias de la cultura que los contiene y define el Ser y Hacer del docente y del estudiante:

‘Ser y hacer del docente estratégico’

  • Modela
  • comunica las metas, los objetivos: la hoja de ruta del aprendizaje
  • interviene en la búsqueda de conexiones que activan saberes previos y expanden nuevos bucles de pensamiento
  • posiciona al estudiante como protagonista
  • brinda diversidad de oportunidades de acceso a los aprendizajes
  • activa  interacciones entre los estudiantes
  • genera  retroalimentación
  • promueve la metacognición

‘Ser y hacer del estudiante como protagonista’

  • proactivo en el desarrollo del proceso
  •  pone en uso el conocimiento
  •  comunica lo aprendido
  • entrena el trabajo colaborativo , trabaja en equipo
  • pone en uso las habilidades sociales

En este marco, la retroalimentación será fundamental para construir explicaciones e interpretaciones a partir del diálogo, poniendo en valor,  empoderando y resignificando el vínculo pedagógico.

¿Cómo lo haremos? Será importante planificar dentro de la agenda educativa instancias de lo que llamo “encuentro dialogado con los estudiantes”  estableciendo momentos de reflexión sobre sus desempeños y una mirada al desempeño grupal, por ejemplo en un ejercicio de 3 pasos:

1) VALORAR: destacar los indicadores de avances individuales y colectivos
2) HACERNOS PREGUNTAS: ¿Qué te presentó más dificultades? ¿Qué aprendimos? ¿Qué te gustaría continuar profundizando?
3) ESTABLECER ACUERDOS que convoquen a seguir aprendiendo.    

El pilar de la enseñanza y el aprendizaje, pensado en esa dualidad de aprendientes (docentes y estudiantes en el camino de aprender a aprender), motoriza el  proceso y  tiene sus bases en el respeto mutuo, en la comprensión, en el conocimiento de las experiencias previas; y es, en ese encuentro, donde se crean las  memorias colectivas,  alojando de uno y otro lado la humanidad educativa llamada vínculo pedagógico. 

El vínculo pedagógico, crea las condiciones y el contexto adecuado para potenciar cada subjetividad, que como seres sociales  imprime memoria colectiva.

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Karina Andrea García

Licenciada en Educación, Especialista en neurodidáctica y aprendizaje visible, Diplomada en neurobiología del aprendizaje, Educación emocional, Tecnología educativa y Gestión de las instituciones. Escritora. Publicaciones: Planificando Experiencias y Habilidades del Siglo XXI. Capacitadora docente. Directora, coordinadora de proyectos educativos.

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