Inclusión

La importancia de la formación docente para la inclusión educativa

La problemática que presenta la falta de políticas que puedan garantizar una eficiente implementación del discurso de inclusión educativa y como desde la formación docente puede equilibrarse.

Te invito a que cierres los ojos un rato e imagines una “escuela ideal” ¿Cómo sería? ¿A quiénes recibiría? ¿Quiénes estarían? ¿Qué se enseñaría? ¿Cómo funcionaría? En mi caso, la escuela ideal es la que pueda ser capaz de garantizar a todos una educación en la cual se abracen las diversidades y celebren las pluralidades de voces. Una escuela pensada con y para todos los estudiantes. Donde el aprehender nuevas herramientas sea un objetivo posible y no un ideal. Donde prime la importancia del pensamiento crítico.

En el 2020, la UNESCO, dentro de un informe mundial, elaboró un gráfico en el cual se evidencia el largo recorrido que falta a nivel mundial para poder hablar de escuelas inclusivas. En el mismo se distingue entre cuatro tipos de educación que reciben las personas con discapacidad: segregación, combinación, integración e inclusión.

Fuente: UNESCO (2020) Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020: Inclusión y educación: Todos y todas sin excepción.

Fuente: UNESCO (2020) Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020: Inclusión y educación: Todos y todas sin excepción.

El siguiente artículo tiene como objetivo evidenciar la problemática que presenta la falta de políticas que puedan garantizar una eficiente implementación del discurso de inclusión educativa y cómo, desde la formación docente, esta falta puede equilibrarse. El análisis centrará el enfoque únicamente en niños, niñas y adolescentes con discapacidad. Es importante aclarar esto ya que, al hablar de inclusión educativa, en realidad se habla de una población mucho más amplia que únicamente las personas con discapacidad. ¿Por qué es importante? Porque frente a la compleja realidad en la cual habitamos, donde abundan las problemáticas sociales complejas, donde hay un agravamiento de las desigualdades, donde la individualización prima por sobre la colectividad; es allí donde la escuela debe ser el lugar donde se alojen las diversidades. Un espacio tan fundamental estructuralmente en la vida de una persona, debe garantizar no solo el respeto, sino las acciones necesarias para abrazar y trabajar con las diversidades. Desde el rol que nos convoque, considero necesario elaborar estrategias para que la inclusión educativa sea un hecho, no solo un discurso.

Escribiendo este artículo recuerdo mis espacios de trabajo con infancias. Me acuerdo de C., un niño que venía siempre a hacer apoyo escolar y jugar conmigo después del colegio. Fue increíble el cambio que C. desarrolló estando en el espacio con nosotros no solo académicamente sino también socialmente. Yo no soy ni psicóloga, ni psicopedagoga ni acompañante terapéutica. Soy Trabajadora Social y Profesora. Todo lo que aprendí para trabajar con discapacidades lo aprendí formándome aparte o de oído conversando con colegas. Sin embargo, hay algo que siempre primó: la importancia de la escucha y entender cuáles eran las mejores estrategias para que, en este caso C., se sienta cómodo, comprendido y pueda aprender. Ver cómo chicos con discapacidad pueden cambiar las estructuras dominantes que los limitan y los etiquetan por espacios donde se potencian con otros, es algo que siempre llamó mi atención. El encuentro es potenciador, la segregación de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad solo permite seguir reproduciendo una estructura expulsiva en las escuelas. Hay que abrazar a la diversidad ya que, en la misma, se encuentra la posibilidad de potenciar las diferencias. Las escuelas deben ser inclusivas. Los espacios deben ser inclusivos. Las personas debemos ser inclusivas. ¿Qué hubiera pasado si C. no transitaba por el espacio en donde lo conocí? ¿Hubiera podido potenciarse con sus compañeros y desarrollarse de la forma que lo hizo? la verdad es incierto que hubiera pasado, pero algo sí es certero: al pasar por el espacio donde compartió con otros compañeros y compañeras, C. desarrolló un montón de nuevas habilidades tanto personales como sociales. Los niños y niñas deben sociabilizar entre todos y todas, sin discriminación ni exclusión.

A continuación, se presentará un breve recorrido del surgimiento de la inclusión educativa y, en segunda instancia, se buscará transmitir al lector por qué la formación docente es un pilar fundamental para dicha inclusión. Los invito a que lean atentamente los próximos párrafos, a ponerse los anteojos del pensamiento crítico. A que analicen, reflexionen y elaboren sus propias conclusiones.

En el 2008, se llevó a cabo la Conferencia Internacional de Educación N°48 en Ginebra en la cual se definió un enfoque educativo donde prima la idea de plantear igualdad de oportunidades y condiciones[1] para garantizar el acceso y la participación de todos los estudiantes en un sistema educativo sin importar sus diferencias biológicas, sociales, económicas y/o culturales. Rápidamente, el discurso de inclusión educativa fue aceptado por los diversos actores del campo educativo los cuales en su mayoría se encuentran a favor de la misma. Sin embargo, siguen habiendo fuertes obstáculos para una implementación profunda. ¿Qué ocurre hoy con el discurso de inclusión educativa? ¿Cuáles son las trabas que se presentan hoy en las escuelas regulares para trabajar con niños, niñas y adolescentes con discapacidad?

Considero que una de las principales trabas que se presentan para que el discurso sea implementado es la falta de formación docente para abordar la diversidad en el aula. Es fundamental una capacitación docente en temas respecto de inclusión educativa para que los mismos sepan llevar e implementar las herramientas en las aulas. ¿Por dónde debemos seguir? ¿Cómo podemos hacer para pararnos desde el modelo de inclusión si nadie nunca nos enseñó del mismo? En la actualidad, abundan los artículos y las investigaciones que demuestran la importancia del rol del docente frente al aula y el impacto positivo que tiene la inclusión educativa en las trayectorias escolares. Sin embargo, hoy requerimos de pasar del papel a la acción. En términos de Stenhouse (1998) diríamos que requerirían pasar de un curriculum con intención a un currículum con realidad inclusiva.  Se escriben cosas muy lindas sobre el problema, pero son escasas las políticas para  trabajar currículum y estrategias pedagógicas adecuadas. Así, considero que deberían haber dos líneas de acción. Por un lado, la elaboración de nuevas políticas públicas que refuercen la elaboración de currículums inclusivos donde prime la lógica de justicia curricular. Por otro lado, implementar materias en los espacios de formación docente para trabajar estrategias pedagógicas para la inclusión. Formar a los que forman es esencial. Si retomamos a Tyler (2003) diríamos que sería necesario definir objetivos claros, pero flexibles, para elaborar un currículum el cual se ajuste a las necesidades cambiantes y diversas de los estudiantes. Es necesario volver a plantearnos ¿Cuál es el conocimiento valioso?

¿Por qué es importante? Porque todos los niños, niñas y adolescentes merecen el acceso a la educación real, donde el discurso no quede disfrazado con políticas de maquillaje las cuales discursivamente son una cosa, pero que no generan cambios en el día a día en la escuela en materia de inclusión. Debemos generar escuelas donde los niños, niñas y adolescentes puedan ser protagonistas de sus propias trayectorias. El camino es largo, pero posible si todos los actores involucrados tomamos consciencia y buscamos proyectar la mayor versión de inclusión que tengamos dentro.

Bibliografía:

  • Carballeda, A. (2005). “La intervención en lo social, las problemáticas complejas y las políticas públicas”. Revista Margen, 39.
  • Grinberg, S. M., & Schwamberger, C. (2020). Devenir escuela colador: dinámicas de escolarización de estudiantes con discapacidad en contexto de pobreza urbana de la Región Metropolitana de Buenos Aires. Praxis educativa, 24(2), 1–15.
  • Stenhouse. (1998). Investigación y desarrollo del currículum. Morata (4).
  • Terigi, F. (1999) Currículum: itinerarios para aprehender un territorio. Santillana.
  • Tyler, R. W. (2003). Principios básicos del currículo.

[1] La igualdad de condiciones, a diferencia de la igualdad de oportunidades plantea que no solo se debe garantizar que todas las personas accedan a un derecho (en este caso la educación) sino que además, el Estado debe poder elaborar estrategias para que todos partan de la misma base y no desde condiciones desiguales. (Buscar el autor)

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Cecilia Benini

Licenciada y Profesora en Trabajo Social egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Realizó una Diplomatura en atención temprana en el niño pequeño de la Universidad de San Martín y un curso de posgrado de Nivel Inicial y Primera Infancia en FLACSO. Actualmente cursa la Maestría en Educación de la Universidad de San Andrés. Trabajó varios años en la coordinación de un espacio de infancias en un barrio popular en el cual se realizaban diversas actividades lúdicas, recreativas, de apoyo escolar y acompañamiento familiar; y hoy en día se encuentra trabajando dentro del área de Economía Popular. Desde su posición considera que la militancia de los derechos humanos es la bandera que todos deberían llevar con nosotros para conseguir una sociedad más inclusiva y menos excluyente.

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