Gestión y Liderazgo

Liderar con el corazón

El poder del liderazgo emocional en la escuela

El contexto que nos interpela

En un sistema educativo tensionado por demandas externas, burocracias crecientes y urgencias cotidianas, el rol del directivo ha dejado de ser meramente administrativo para convertirse en un verdadero punto de anclaje emocional. ¿Cómo liderar cuando el equipo está agotado? ¿Cómo sostener vínculos en medio de tanta exigencia? ¿Qué sucede cuando el bienestar se vuelve condición para enseñar y aprender?

Liderar hoy una institución educativa no es solo una tarea técnica; es, sobre todo, un acto humano. Desde la neuroeducación y el mindfulness, el liderazgo emocional se presenta como una posibilidad concreta para construir comunidades escolares más conscientes, resilientes y conectadas. Este artículo propone repensar la gestión educativa desde ese enfoque transformador.

Marco conceptual y mirada crítica

La neurociencia educativa ha demostrado que las emociones son indisociables del aprendizaje. Como señala Antonio Damasio (1994), “no somos seres pensantes que sentimos, sino seres sintientes que pensamos”. En el ámbito escolar, esta verdad neurobiológica implica una necesidad urgente: comprender que liderar también es regular emociones, contener tensiones y promover un clima que habilite la confianza y la colaboración.

A su vez, el liderazgo emocional, según Goleman (1998), es la capacidad de reconocer las propias emociones y las ajenas para gestionarlas con inteligencia y sensibilidad. En la escuela, esto implica una forma distinta de tomar decisiones, de acompañar equipos, de sostener conflictos y de diseñar estrategias que consideren la dimensión humana de la gestión.

Paradójicamente, mientras las investigaciones insisten en la centralidad del clima emocional institucional, muchas veces los dispositivos de formación para directivos continúan centrados en marcos normativos, sin ofrecer herramientas para el manejo del estrés, la escucha activa o el trabajo emocional con los equipos.

El núcleo: estrategias y experiencias posibles

Liderazgo emocional desde la pausa y la presencia

Una directora de nivel primario en Buenos Aires comenzó sus reuniones de equipo con dos minutos de silencio consciente. Lo que parecía insignificante, se convirtió en un ritual transformador: bajaban las pulsaciones, subía la atención y aparecía una disposición distinta a la escucha. Esa pausa no fue pérdida de tiempo, fue una inversión en el clima institucional.

El liderazgo emocional requiere aprender a detenerse. La pausa es una herramienta poderosa. Desde el mindfulness, se promueve el desarrollo de la atención plena para responder en lugar de reaccionar. Esto no solo mejora la autorregulación emocional del directivo, sino que modela una forma de estar en la escuela más empática y reflexiva.

La escucha activa como estrategia de gestión

El liderazgo emocional no grita; escucha. Escucha el cansancio del docente, la preocupación de las familias, la frustración de los estudiantes. Y no escucha para resolver todo, sino para habilitar un espacio de validación emocional.

Muchas escuelas han comenzado a generar espacios de “escucha institucional”: círculos breves donde se comparte cómo están, sin juicio, sin urgencias, sin planillas. Estas estrategias, que pueden parecer menores, generan sentido de pertenencia, reducen el ausentismo y fortalecen la cohesión del equipo.

Toma de decisiones con enfoque humano

Liderar con el corazón no significa evitar los conflictos o no tomar decisiones difíciles, sino hacerlo desde una ética del cuidado. Esto incluye:

  • Transparentar criterios.
  • Comunicar con empatía.
  • Escuchar antes de actuar.
  • Revisar prácticas sin culpas.
  • Celebrar logros y esfuerzos, no solo resultados.

Como propone Andy Hargreaves (2020), las escuelas que cuidan a sus líderes y a sus docentes son las que obtienen mejores resultados en aprendizajes sostenibles.

Reflexión final e inspiración para accionar

El liderazgo emocional no es una moda. Es una respuesta ética y científica a las demandas de un sistema que no puede sostenerse desde el agobio. Liderar con el corazón no es debilidad: es valentía. Es entender que el cambio educativo no empieza en el aula ni en el ministerio. Empieza en una persona que decide mirar al otro con humanidad.

“Los directivos que transforman no son los que más controlan, sino los que más conectan”.


Bonus: Recursos sugeridos

  • Libro: La práctica de la atención plena – Jon Kabat-Zinn
  • Artículo: Neurociencia y liderazgo escolar – Tokuhama-Espinosa (2021)
  • Ejercicio breve: antes de cada reunión, 3 respiraciones profundas conscientes.
  • Podcast Spotify: Liderazgo Educativo con Corazón – Entrevistas con directivos argentinos y Neuroeducación Aplicada – Serie completa
  • @neuroeducacion_aplicada – comunidad de Instagram

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Mariana Chua

Especialista jerarquizada en enseñanza de mindfulness. Neuropsicoeducadora. Coordinadora Corredor de Infancias - Colaboradora de profesionales médicos, psiquiatras y psicólogos. Directivo del Nivel Primario

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